ANECDATARIO

100 años después…

Hace unas semanas, en este espacio, hablé sobre el mismo disgusto que sentía mi padre de que El Guernica de Picasso se exhibiera en el Museo de la Reina cuando el contenido de la obra se contrapone a la monarquía

OPINIÓN

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Atala Sarmiento/ Anecdatario/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

En los meses que ha durado la pandemia de la COVID una imagen se repite en los telediarios españoles: la de Pedro Sánchez y sus ministros en la sala de trabajo de “La Moncloa” enmarcados por un cuadro de Miquel Barceló.

El artista mallorquín no ha tenido empacho en manifestarse públicamente disgustado por el hecho de que L’atelier aux escultures, la pintura en cuestión, se haya transformado de una obra del Museo Reina Sofía de Madrid, a un objeto decorativo al que el presidente y su equipo le dan la espalda.

Hace unas semanas, en este espacio, hablé sobre el mismo disgusto que sentía mi padre de que El Guernica de Picasso se exhibiera en el Museo de la Reina cuando el contenido de la obra se contrapone a la monarquía.

Jacob Vilató, arquitecto y artista plástico, descendiente directo de Pablo Picasso, me relata en entrevista lo que representa para él que una de las obras más importantes de quien fuera su tío, siga despertando controversia y sentimientos tan enraizados a casi un centenario de su creación.

“El Guernica es una herramienta propagandística como cualquier mural y que casi 100 años después exponga tal incongruencia, es muy bueno” comenta desde su estudio en la emblemática calle Balmes de su natal Barcelona y añade:

“Me gustan las incongruencias, son herramientas para entender y darle equilibrio a las cosas. Pensándolo así a lo mejor, incluso, ¡Me gusta! Porque despierta las consciencias para preguntarnos “¿Qué nos estamos comiendo?” y al final eso es positivo, nos hace plantearnos las cosas de otra manera.

Existe una teoría no comprobada de que El Guernica no es la narración pictórica de la sangrienta batalla de ese pequeño poblado vasco , sino de la muerte del Torero español Ignacio Sánchez Mejías y que a la misma Diana Widmaier, nieta de Picasso, le hace gracia esta variante. Pero la versión oficial es la de que fue un encargo de la República para dejar constancia de su causa.

Tomando en cuenta esta exégesis, Vilató apunta:

“No olvidemos que Picasso también fue un exiliado. Se fue voluntariamente a París, pero no pudo volver a España durante un largo rato por diversos temas.

Me emociona el  hecho de que El Guernica despierte espíritus tantos años después, cuando se pensaba que el tema de la guerra civil era algo superado y ha supuesto esta fantástica transición mostrada como ejemplar. Pero generaciones posteriores a dicho evento demuestran que aún no es algo superado. Me da mucha esperanza en el arte porque significa que realmente tiene un propósito y que no se trata estrictamente de un mundo snob; a mí me llega muchísimo lo de ponerse delante de un cuadro como El Guernica de formato colosal y que consiga emocionar a gente de todo el mundo sobre un tema que incluso es ajeno a ellos, es algo impresionante”

POR ATALA SARMIENTO
COLUMNAS.ESCENA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ATASARMI