El regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, de conformidad con lo ordenado por el nuevo presidente Joe Biden, tendrá una severa implicación para México en los siguientes años en materia energética, y que se puede resumir en una sola palabra: cumplimiento. Estados Unidos presionará, a partir de ahora, a que México cumpla con su compromiso de que en 2024, al menos 35 por ciento de nuestro consumo de energía provenga de fuentes renovables.
Lo anterior será la exigencia número uno que deberán resolver el presidente Andrés Manuel López Obrador y la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle. Esta última aseguró en mayo que nuestro país tiene “capacidad instalada para generar
electricidad a través de energía renovable en 31 por ciento”, y presentó la siguiente sumatoria: geotermia, 1.2 por ciento; nuclear, 2 por ciento; solar, 4.3 por ciento; eólica, 7.5 por ciento; e hidroeléctrica, 16 por ciento.
El gobierno ha defendido, además, que su política energética, en la que las centrales de ciclo combinado tienen fuerte preponderancia, es indispensable que se mantenga, a fin de que dichas centrales —que trabajan con gas y agua— respondan ante la intermitencia que presentan las energías renovables.
En enero del año pasado, la Secretaría de Energía estaba preparando el Programa Especial de Transición Energética 2019–2024, que aparentemente iba a ser publicado en mayo y con el cual se garantizaría que 35 por ciento de las fuentes de energía que se consumen en México provendrían de fuentes renovables.
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Sin embargo, el gobierno decidió publicar en julio un Programa Sectorial de energía, derivado del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, en el que supuestamente se incluyó el programa de transición.
Pero este documento se convirtió más bien en una defensa férrea de la política energética del gobierno de AMLO.
En el documento se aduce que las empresas energéticas del Estado deben ser fortalecidas y se señala que con lo publicado se da cumplimiento a los compromisos de México en el Acuerdo de París.
Un dato perturbador lo aportó el Centro Nacional de Energía, que en octubre pasado afirmó que hasta julio únicamente 24 por ciento de las energías que se habían consumido en México provenían de energías limpias (México fracasa en su primera meta de energías limpias, Expansión, 1 de octubre de 2020).
Las afirmaciones de la secretaria Nahle, en el sentido de que México tiene “capacidad instalada” para generar hasta 31 por ciento de energía de fuentes renovables constituyen un juego de palabras frente a lo que el Cenace reveló.
¿Cuándo sabremos la verdad? Cuando la nueva administración de Estados Unidos, de Joe Biden, obligado por propia voluntad por el Acuerdo de París a mitigar el calentamiento global, mire hacia el sur y cuestione a AMLO y a Nahle sobre los compromisos de México y su cumplimento.
Y puede haber consecuencias.
POR CARLOS MOTA
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