Malos Modos

Una humilde propuesta de conciliación

Mi yo actual, mi yo renovado, entiende que de lo que se trata es de lograr un avance pequeño, y luego otro, y otro

Una humilde propuesta de conciliación
Julio Patán/ Malos modos/ Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Va un mea culpa. Me he puesto a leer a columnistas digamos que no tan recalcitrantes como luego se pone uno, columnistas de los que intentan conciliar posiciones, y que creen que hay aspectos rescatables de esta administración que también tendríamos que subrayar, y que debemos intentar acuerdos, y ¡bum!: tuve una revelación.

Me di cuenta de que estoy cancelando las posibilidades de diálogo. De que polarizo. De que, carajo, podría haberme dedicado, desde hace dos años, a matizar mis críticas, en una apuesta por la concordia y sobre todo por influir positivamente en esta administración. ¿Cómo? Con mucha mano izquierda: proponiendo cambios pequeños pero sustantivos. Buscando un terreno común. Pian pianito.

Empiezo con un ejemplo numérico. Mi yo anterior, al escuchar lo de que el Presidente le apuesta a 90 por ciento de honestidad y 10 por ciento de experiencia, hubiera clamado contra, digamos, Octavio Romero.

Mi yo actual, mi yo renovado, entiende que de lo que se trata es de lograr un avance pequeño, y luego otro, y otro. Negociar. Convencer.

Mi yo actual propone, pues, esta fórmula para los nombramientos más técnicos, que seguramente son los que más se le complican a este gobierno: “90 por ciento honestidad, 9 por ciento experiencia, 1 por ciento matemáticas”.

Sería un avance significativo, pero no una fractura en la administración obradorista. O sea, sí tendríamos que reubicar a Elvira Concheiro, que acaba de asumir en Tesorería, tan socióloga ella, pero en cambio quedaría intocado el licenciado Bartlett, tan bueno para sumar.

Vámonos a la pandemia. Mi yo anterior descalificaría radicalmente al doc Gatell, por aquello de las 200 mil muertes.

Mi yo actual apostaría por una estrategia más conciliadora: “¿Le parece, oh, señor Presidente, que reubicamos al doctor cuando lleguemos a los 500 mil muertos?” Porque tampoco se trata de despedirlo. ¿Han notado lo bien que se le da la poesía? Alguien tiene que entretener a esos pacientes con cáncer y sin medicinas, sobre todo ahora que hay tanto apagón (que el lic Bartlett sepa sumar no implica que sepa iluminar).

Igualmente podríamos encontrar una solución mediada para el tema de la corrupción. En vez de recordar que las tranzas se multiplican en este régimen, exigir todo el peso de la ley y clamar a los cielos porque la Secretaría de la Función Pública mejor se dedica a descalificar artistas y sancionar revistas, podemos proponer lo siguiente: si y sólo si los cachamos, le echan para atrás el negocio al funcionario cochupero, sin sancionarlo.

Aunque creo que esto ya se les ocurrió. No me hagan caso.

Me gustaría proponer, para terminar, un punto intermedio para el asunto que mencionaba arriba: la escasez de vacunas y medicamentos, una larga lista a la que al parecer se suman en los últimos días, oootra vez, los de VIH. Pero está difícil. Ayúdenme. ¿Homeopatía, tal vez?

POR JULIO PATÁN
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@JULIOPATAN09

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