INTELIGENCIA POLICIAL

Inteligencia y ciudadanía

Una primera misión del ciudadano comprometido con tareas de inteligencia, sería detectar instancias confiables para depositar su información

OPINIÓN

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Manelich Castilla Craviotto / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

A la memoria de Jorge Guzmán Meyer

Se ha normalizado invocar conceptos asociados a la tarea policial sin que sean del todo comprendidos. El de inteligencia es de ellos. Cuando se pide “privilegiar la inteligencia a la acción operativa” se comete una aberrante equivocación, pues la inteligencia propicia la información que debe explotarse a través de los profesionales de la seguridad.

La inteligencia es tema medular de las dos guerras mundiales y el periodo de la Guerra Fría. Sin embargo, ni los estudiosos del tema coincidieron en un concepto ni en la existencia de una sólida teoría al respecto.

En los 80´s, el historiador Walter Laqueaur afirmaba que “todos los intentos de desarrollar ambiciosas teorías de la inteligencia han fallado” (A world of secrets: The Uses and Limits of Intelligence). En las postrimerías del nuevo milenio, la CIA la definió como “conocimiento y anticipación del mundo que nos rodea, el preludio a la decisión y a la acción por parte de los tomadores de decisiones de política [en Estados Unidos]” (A Consumer´s Guide to Intelligence, Washington, DC, 1999).

La modernización de la seguridad implicó asimilar mejores prácticas en planeación de operaciones que salvaguarden a la ciudadanía y a la vez permitan desarticular amenazas, dando nacimiento a la inteligencia policial.

La inteligencia policial está implícita en la descripción constitucional de la seguridad pública, al colocar dentro de su fines la prevención, investigación y persecución de los delitos, pues ninguna de esas metas sería alcanzable sin la inteligencia.

Emplear eficazmente la inteligencia en seguridad pública es ardua faena. Exige años de formación y práctica. También, de profesionales en análisis de información y empleo de tecnología aplicada al proceso, con pleno respeto a los derechos humanos. No solamente en los casos de la seguridad cotidiana, sino ante el desafío que representa el crimen organizado.

La inteligencia pues, ya es parte de los procesos cotidiandos de la policía. Puedo citar como ejemplo con fines didácticos, la operación de la SSC de la CDMX, que a diario explota información resultado de tareas de gabinete.

Sin embargo, hay una herramienta más poderosa. La constituye la sociedad y su potencial capacidad de obtener información para los fines de la seguridad pública. Si las distintas policías son capaces de enfrentar retos y salir avantes, como se ha demostrado no solamente en la CDMX sino en otras entidades, imaginemos a millones de ciudadanos apoyando con información a dichas instancias. Una primera misión del ciudadano comprometido con tareas de inteligencia, sería detectar instancias confiables para depositar su información. Las hay y no son pocas. Es momento de sumarnos a las tareas de inteligencia, en uso de la facultad que nos da ser parte del Estado.

Las mejores prácticas en materia de seguridad comienzan con el cambio en la relación de la sociedad con sus autoridades.

¿Lo intentamos?

POR MANELICH CASTILLA CRAVIOTTO