Uno de los impactos más visibles de la pandemia por COVID-19 ha sido la aceleración de cambios que ya se venían registrando en el mercado laboral como resultado de la digitalización, la robotización y el uso de la Inteligencia Artificial. El World Economic Forum estima que más de 85 millones de trabajadores serán desplazados para 2025. La mitad de quienes mantengan sus empleos tendrá que actualizar sus habilidades y competencias laborales, sobre todo las asociadas al trabajo remoto y al aprendizaje en línea.
La coyuntura ofrece una oportunidad para el surgimiento de un nuevo paradigma laboral que sea más incluyente. Por ejemplo, al trabajar de manera remota, las mujeres podrían incrementar su participación en el mercado laboral. Sin embargo, también existen retos, quizá el más importante sea precisamente garantizar acceso igualitario a las tecnologías digitales, al internet y a la existencia de un sistema confiable de electricidad.
Algunos ejemplos innovadores en el mundo que están enfrentando este reto incluyen una red de balones aéreos en Kenia que ofrece conexión inalámbrica a estudiantes en zonas remotas. En Perú, es la distribución de tabletas con cargadores solares.
Otro gran desafío es el desarrollo de las habilidades digitales de manera acelerada, según Microsoft, en los próximos 5 años, habrá 150 millones de nuevos empleos digitales. Esto ofrece una gran oportunidad para generar trabajos que requieren una capacitación mínima para las personas que no cuentan con una formación universitaria o para desempleados que pueden adquirir habilidades en pocos meses.
Algunas organizaciones civiles y fundaciones, como la Fundación MiSK y Udacity, están dirigiendo sus esfuerzos de inclusión o reconversión laboral, por ejemplo, ofreciendo en Arabia Saudita certificados en el área de digitalización. La Iniciativa de Recuperación de la Fuerza de Trabajo de Coursera también ofrece certificaciones para el uso de herramientas digitales, como inteligencia de negocios, análisis de datos o construcción de portales en línea, que no se enseñan en los programas universitarios tradicionales.
Otro obstáculo ha sido la brecha que existe entre los programas universitarios, en particular sus servicios vocacionales, y las necesidades de los empleadores. La Alianza de Innovación Universitaria, la coalición de universidades públicas de investigación en Estados Unidos, se ha propuesto reducir tal brecha, asegurando que, antes de su graduación, los estudiantes, sobre todo de bajos ingresos, cuenten con la experiencia laboral y las habilidades requeridas por sus futuros empleadores.
En el contexto postCOVID-19, será imperativa la coordinación entre gobiernos, sector privado y universidades para desarrollar una fuerza laboral incluyente y preparada para las necesidades de la era digital, y en la que la Inteligencia Artificial tendrá un papel preponderante. El costo de no hacerlo será que millones de trabajadores queden discapacitados para el futuro mercado laboral.
POR ISABEL STUDER
*DIRECTORA DE SOSTENIBILIDAD GLOBAL