Si de gobernar y de satisfacer las necesidades de la población se tratara, tuvieron más de 40 años para hacerlo. Sin embargo, la herencia de los malos gobiernos se traduce hoy en más de 60 millones de pobres que durante décadas han sufrido las
consecuencias directas de las crisis económicas, sociales, medioambientales, de seguridad y políticas.
Según datos del Inegi, lo que más preocupa hoy a los mexicanos, en orden jerárquico, es la seguridad, la justicia, y la corrupción, problemas estructurales que se enquistaron tras décadas.
Es buen momento para recordar que fue justo hace 40 años que México entró en la época de oro de la corrupción, con el caso del director de la Policía de la Ciudad de México, Arturo Durazo Moreno, alias El Negro, a quien, por cierto, condecoraron con la insignia de General de División sin ser militar. Me recuerda a cierto expresidente que usó uniforme militar sin serlo; Comandante Borolas lo apodó el presidente López Obrador.
Fue la mentalidad de semidioses la que los llevó a construirse un partenón en Zihuatanejo, o a coludirse a plenitud con la delincuencia organizada. Son las insignias de la corrupción y la podredumbre del servicio público que dejó la suma del PRI y el PAN, acompañados de un registro partidista vacío, como es el PRD.
Así gobiernan.
Por todo ello, cabe preguntarse: ¿qué busca realmente la alianza opositora?
Presupuesto, y en cualquier espacio o lugar, en los tres órdenes de gobierno: necesitan capitalizarse para las batallas electorales de los años subsecuentes; ellos no quieren gobernar para servir al pueblo, quieren mantener su modus operandi, vivir muy bien a costa de la pobreza y de las dificultades de millones de mexicanos y mexicanas que vieron su futuro arrebatado. Son el vivo reflejo del conservadurismo, donde la ideología no importa.
Se quitaron la máscara públicamente, salieron del clóset e hicieron público el amasiato político sin ética y sin absolutamente ninguna congruencia en la operación de gobierno. Se repartieron los distritos electorales como si fueran un botín de guerra, aún sabiendo que la mayoría los van a perder.
Napoleón decía que nunca hay que sacar al adversario de su error, ojalá que estas alianzas opositoras tan frágiles terminen por extinguir la terrible costumbre de saquear a la nación, sin un grado de ética ni patriotismo.
Según las encuestas nacionales, el Movimiento de Regeneración Nacional, la herramienta partidista que llevó a López Obrador a la Presidencia de la República, ganará de nueva cuenta todas las elecciones en 2021, pero deberá hacerlo con
gobernantes dignos y legítimos, que rechacen cualquier forma de nepotismo,
colusión o contubernio.
El futuro del movimiento es transexenal; de ese tamaño es la responsabilidad de las decisiones por venir. Es necesario arrancar de raíz las malas prácticas que tanto daño hicieron al país, encarnadas en la nueva alianza opositora. El pueblo decidió retirarles su confianza.
POR RICARDO PERALTA
@RICAR_PERALTA