MIRANDO A OTRO LADO

Corrupción

La pandemia de COVID-19 ha afectado a todo el mundo. Sin embargo, ha tenido un efecto especialmente fuerte en América Latina

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando a otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La pandemia de COVID-19 ha afectado a todo el mundo. Sin embargo, ha tenido un efecto especialmente fuerte en América Latina. Contrario a lo que se esperaría como respuesta ante una crisis sanitaria de esta naturaleza de solidaridad y empatía, las respuestas más bien han sido negativas. Junto con la ineficacia para enfrentar la pandemia médica y económicamente, se ha visto un incremento notable de la corrupción en toda la región, por parte de actores económicos y políticos.    

Esta conclusión aparece en el Índice de Capacidad de Combatir la Corrupción 2020, estudio realizado por la Americas Society y la Council of the Americas, con sus sedes en Washington. En el estudio se afirma que el mayor número de países latinoamericanos han eliminado y/o severamente debilitado sus órganos anticorrupción, entre otras cosas cancelando su carácter legal como instituciones autónomas e independientes de las autoridades políticas. También se han debilitado los sistemas de justicia y de seguridad.

El estudio agrupa a los países en 5 categorías, empezando por los más eficientes en la manutención de órganos anticorrupción autónomos, sistemas judiciales independientes y agencias policíacas eficientes. Estos son Uruguay, Chile y Costa Rica.

En el último escalón se encuentra, solo y aislado, Venezuela, país que ha erradicado todos los órganos independientes y autónomos del Estado por igual. Tanto los Poderes Legislativo y Judicial han perdido cualquier signo de independencia de la Presidencia de la República. El último golpe a la independencia de la Asamblea Nacional ocurrió con las últimas elecciones realizadas hace un par de semanas y donde todos los legisladores electos fueron puestos por el Presidente de la República. El sistema de justicia responde directamente a los deseos presidenciales.

Después de los países con la mejor calificación, el estudio define a Brasil, Perú, Argentina y Colombia como los del segundo escalón en materia de combate a la corrupción. Considera que son países que requieren más trabajo en el área de sus órganos autónomos anticorrupción, pero que tienen tradiciones significativas de sistemas de justicia relativamente autónomos del control presidencial y, por tanto, órganos policiacos que cooperan con las investigaciones de forma independiente. En esos casos han habido investigaciones de autoridades de alto rango involucrados en diversos delitos de corrupción, tanto a nivel nacional como internacional, destacadamente el caso de la empresa constructora Odebrecht.

En tercer lugar, el estudio cita el caso de países que han estado sistemáticamente debilitando sus órganos autónomos de lucha anticorrupción. Es este grupo se encuentran nuestro México, Ecuador y Panamá. Afirma el estudio que los actuales Presidentes de los tres países ganaron las elecciones con discursos repletos de compromisos para erradicar la corrupción. Y, una vez que han ocupado el poder, los tres Presidentes se han dedicado a debilitar y/o de plano eliminar los órganos autónomos e independientes de anticorrupción. Destaca, en el caso de México, que la política anticorrupción parece basarse en declaraciones de compromisos personales del Presidente, mientras destruye las instituciones encargadas de la vigilancia y detección de casos de corrupción. Incluso se ha llegado a utilizar la supuesta lucha anticorrupción en México más bien como un instrumento para atacar, atemorizar y reprimir a la oposición política. En México, dice el Informe, la lucha contra la corrupción es una cuestión personal e individual, no de instituciones. Lo cual, obviamente, le resta toda credibilidad y, más importante, eficacia.

El estudio comenta que la política de austeridad presupuestal en México ha sido orientada a desmovilizar a las policías y reducir su eficacia. Sucede lo mismo con el desfinanciamiento del sistema de justicia. México vive, según el estudio, un proceso de desmontaje de los órganos del Estado que fueron diseñados originalmente para ser contrapesos institucionales y democráticos al poder presidencial.

El estudio refiere, cuando habla de Brasil, Ecuador y México, que los actuales gobiernos han encubierto casos de corrupción en sus respectivas industrias petroleras. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha multado a la empresa Vitol, Inc por el pago de sobornos en los tres países. En el caso de México, la empresa Vitol reconoció haber pagado sobornos a funcionarios de PEMEX alrededor de 2 millones de dólares para obtener información confidencial. El Fiscal de Justicia de Ecuador ya anunció una investigación de las acusaciones, al igual que en Brasil.

Típicamente México mantiene un silencio sepulcral sobre el caso, tácitamente negándolo. La negativa mexicana tiene que ver con la naturaleza política del gobierno en turno. Dado que sostiene que el Presidente personalmente no admite corrupción, luego entonces aceptar las acusaciones implicaría una descalificación directa a la palabra presidencial y, peor, a su investidura.

Después de México viene el siguiente grupo de países, compuesto por Guatemala, Paraguay, República Dominicana y Bolivia. Son países con cuerpos autónomos sin financiamiento y que existen solamente en papel. Tienen graves problemas de penetración del crimen organizado internacional, que utiliza sus sistemas financieros como instrumentos de lavado de dinero y blanqueo. Los órganos del Estado, tanto de anticorrupción, sistema judicial y fuerzas de seguridad están totalmente desarticulados.

El Informe sobre corrupción encuentra confirmación a su veracidad, en el caso de México, en estudios de opinión que se realizan a lo largo y ancho del país. Todos los estudios demoscópicos confirman que los mexicanos opinamos que la corrupción sigue tan presente como siempre se ha percibido, y que el actual gobierno es tan corrupto como los anteriores.

Es decir, no necesitamos un estudio proveniente de Estados Unidos para decirnos lo que ya sabemos. La corrupción sigue presente y floreciente en el gobierno de la (no) 4T

POR RICARDO PASCOE PIERCE
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