Sobre la reforma a la Ley del Banco de México que ayer se frenó en el Congreso abundan las medias verdades y las mentiras completas. Llueven mitos.
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¿Se vulnera la autonomía de Banxico? No. Su autonomía, que se refiere a que no puede ser obligado por el Ejecutivo a financiar el gasto público o imprimir billetes para financiar el déficit, queda intacta. La reforma va sobre la obligación de contar con una reserva internacional conformada por divisas extranjeras electrónicas o en efectivo, como ya lo establece el artículo 20 de su misma Ley. De hecho, reivindica su autonomía: reconoce su atribución de determinar el tipo de divisas que pasan a formar parte de las reservas, regular el procedimiento de compra y emitir disposiciones reglamentarias.
¿Se obligaría a comprar dólares a la delincuencia organizada? Es tramposo afirmarlo. Los bancos mexicanos están obligados a cumplir con mecanismos de prevención de lavado de dinero, que incluyen reglas para verificar la identidad y origen de los dólares. Cualquiera que haya ido a cambiar dólares sabe que el trámite es todo menos sencillo; hay límites en plazos y montos. Los dólares que ingresan al sistema financiero tienen origen lícito y trazable.
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¿Se abre la puerta al lavado de dinero? Tampoco. Con la vigilancia de Hacienda, la CNBV, la UIF y Banxico, se limita el ingreso de dólares al sistema financiero. Asegurar que “se relajarían los controles contra el lavado de dinero” no se sostiene. La reforma no prevé eximir a bancos de seguir cumpliendo con la normatividad.
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Con el atorón, los olvidados se quedaron olvidados. Millones de mexicanos que dependen de dólares que reciben de sus familiares en el extranjero, el turismo y el comercio en la frontera, seguirán ignorados. Una élite financiera parece haber doblado a los diputados. ¿Será que se trastocaba el lucrativo negocio de algunos pocos –pero poderosos— de mantener en EU las reservas internacionales?
Atestiguamos, como pocas veces, una potente campaña para golpear la reforma. Banxico seguirá con las reservas de México en dos bancos estadounidenses, y millones de mexicanos, olvidados por la banca tradicional y el sistema financiero, permanecerán invisibles. El freno a la Ley seguirá orillándolos al mercado negro de dólares, demeritando el valor de su trabajo. Ellos no parecen importar demasiado ni a Banxico ni a los grandes bancos.
La reforma habría permitido asegurar el sustento de millones de familias que viven de remesas, que dependen del turismo, o que viven del comercio en la frontera.
Pierde la economía de las familias de migrantes. Pierde la economía y seguridad de poblaciones y estados donde habitan. Pierde la economía de quienes dependen del turismo. No podrán recibir y cambiar con seguridad sus dólares en el país. El debate se contaminó y los que no tienen voz frente al poder, perdieron contra quienes acorralaron al Congreso e impusieron su agenda.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN