El incontestable triunfo del exministro de Economía Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), en las elecciones presidenciales del domingo en Bolivia, sorprendió a pocos, pero al mismo tiempo dejó dudas.
Lo que algunos consideran como el "renacimiento" de la Revolución Rosa en América Latina, Arce logró más de 50 por ciento de los votos, según las encuestas, en lo que fue de hecho, un homenaje al carisma personal y el trabajo del gobierno de Evo Morales, el fundador del MAS y primer Presidente indígena de Bolivia.
Morales estiró la liga más de lo debido y fue obligado a dejar el poder, tras intentar reelegirse por cuarta vez por una asonada popular y militar, y reemplazado por un gobierno interino que por accidente recayó en la senadora Jeanine Áñez.
Como Presidenta, Áñez tuvo que enfrentar el surgimiento e impacto económico negativo de la pandemia por COVID-19 y recayó en algunos de los viejos pecados de la derecha boliviana –incluso menospreciar la fortaleza de los grupos indígenas– y políticas "represivas".
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La victoria de Arce no es oficial todavía, pero la información conocida llevó a su principal adversario, el expresidente Carlos Mesa, y la presidenta interina Áñez, a reconocer su victoria.
Arce, un economista de 57 años, fue una de las piezas claves para el principal logro del gobierno de Evo Morales entre los años 2007 y 2019, cuando la tasa de pobreza de Bolivia cayó de dos tercios de la población a menos de 40 por ciento y el PIB se disparó gracias a políticas que combinaron aliento y apoyo a la empresa privada, pero también nacionalizaciones.
Hoy, los bolivianos "volvieron a apoyar a un partido que había gobernado durante 14 años con un enfoque pro-indígena y de izquierda, pero económicamente ortodoxo", señaló Renata Segura, subdirectora para América Latina del International Crisis Group, citada por el Latin American Advisor del Diálogo Interamericano.
Algunos, con más humor, lo definen como un tecnócrata, un marxista no-ortodoxo con interés en la macroeconomía que ayudó a un gobierno "socialista ligero".
Arce aseguró que como Presidente "gobernaré para todos", pero algunos de sus críticos afirman que a querer o no podría convertirse en una "figura de paja" para Morales, que ya anunció su intención de regresar del exilio en Argentina.
De hecho, se han consignado críticas a Arce dentro del propio MAS: no es indígena, proviene de la clase media urbana, estudió en Reino Unido y carece del estilo combativo y el atractivo de Morales, que a fin de cuentas lo elogió como el hombre capaz de garantizar la economía nacional.
Esas percepciones y las dificultades para una economía dependiente de la exportación de materias primas en un momento de problemas económicos mundiales son los principales desafíos para Arce, el propio MAS y en cierta forma para una izquierda latinoamericana que a veces parece anclada en los 60.
POR JOSÉ CARREÑO
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1