Malos modos

Cierren Pemex de una vez

La petrolera es por supuesto Pemex, que, según supimos esta semana, luego de un sexenio, el del licenciado López, de inyecciones masivas de recursos

Cierren Pemex de una vez
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

En una de esas, la Cuarta Transformación de la Vida Pública logra contar entre sus logros el de hundir la economía de un país, el glorioso México, que es la 13 del mundo según la muletilla tan repetida. ¿Cómo? A fuerza de aferrarse a la idea de meterle dinero a una petrolera, que, como sabemos, es una cosa que en casi cualquier otro lugar –la segunda excepción parece ser Venezuela– produce montañas de dinero y que aquí es una ruina categórica.

La petrolera es por supuesto Pemex, que, según supimos esta semana, luego de un sexenio, el del licenciado López, de inyecciones masivas de recursos, exenciones fiscales, intentos de cambiar la ley para hacerla competir en ventaja y harto orgullo nacional, en 20204 tuvo pérdidas por 620 mil millones, aparte de una caída considerable en la producción y de una sonrojante deuda de quién sabe cuántos miles de millones con proveedores y socios. 

La cosa es que en este sexenio la idea del “rescate” sigue más que viva, por mucho que hayan metido más “perfiles técnicos” y se hayan matizado algunas de las políticas energéticas del obradorismo original, el del primer piso. La verdad, cuesta entender por qué la obsesión con lo de la soberanía energética. Me dirán que el problema viene de Cantarell. Pues sí.

A México, hace años, se sabe, le tocó la lotería con un yacimiento de petróleo que terminó por dejarnos llenos de deudas, por financiar un aparato de gobierno que tampoco ha sido que digamos un modelo a seguir y por alimentar una corrupción que no se ve en ninguna otra parte, o casi. Se dice que el licenciado López, primerísimo ideólogo del Pemex soberano y estatal, quedó marcado en sus días mozos por la prosperidad que llevó el petróleo a Tabasco.

Que de ahí su idea de ver a la empresa como un cuerno paraestatal de la abundancia. No hay por qué dudarlo. Como no hay duda de que el Patriarca es también el referente ideológico de buena parte del oficialismo, y que de ahí, en buena parte, la fijación con darle continuidad a su concepción petrolera en este sexenio.

Pero es claro que hay algo más: esa especie de cardenismo trasnochado, como de monografía de las que comprabas en las papelerías de Macuspana y el resto de México, que es una de las ficciones históricas más cursis de un país de por sí cursi como el nuestro –¿sí vieron los homenajes a Cuauhtémoc?–, ficción, por supuesto sin contacto alguno con la realidad.

Ya saben: el pueblo, que no se equivoca, apoyando a su  caudillo y recuperando sus recursos naturales, con sus huarachitos y su caja de huevos y sus tortillitas para donársela a papá gobierno y financiar la expropiación.

Bueno, pues la cursilería nos está saliendo carísima. Tal vez sea momento de que el pueblo se levante como una sola voz para exigir, ya, que cierren Pemex de una vez y dejen de vaciarnos los bolsillos.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

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