UN MONTÓN DE PLATA

Gatell contagia a Sheffield

En la industria se cree que la guerra de los quesos es un distractor frente a los problemas que enfrenta el gobierno

OPINIÓN

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Carlos Mota / Un Montón De Plata / Opinión El Heraldo de México.Créditos: FOTO: Especial

En la industria de lácteos —que fue inesperadamente golpeada esta semana con la prohibición de vender ciertos quesos y yogures—, circula una idea descabellada: el subsecretario de salud, Hugo López Gatell, está contagiando su ideología anti empresarial a personajes considerados previamente razonables, como Ricardo Sheffield, el Procurador Federal del Consumidor.

Las empresas de quesos y yogures no tienen otra forma de comprender por qué fueron atacadas de forma tan intempestiva. 
El caso de Qualtia —dueña de las marcas Zwan y Caperucita— destaca, porque la empresa, al parecer, incluso fue multada, y su caso fue cerrado por parte de la Profeco. Pero a pesar de ello, cinco de sus productos fueron prohibidos esta semana, a lo que la compañía tuvo que responder fieramente que “los argumentos presentados por Profeco están relacionados con información comercial y de etiquetas, ninguno tiene que ver con temas de inocuidad de alimento, ni riesgos a la salud”.

En la industria se cree que la guerra de los quesos es un distractor frente a los problemas que enfrenta el gobierno. Eso lo tendría que decidir la ciudadanía. Lo que sí es cierto es que la nueva NOM-0223, para quesos y yogures, obligará a las empresas a poner leyendas absurdas en el empaque.

De hecho, ninguna de las empresas cuyos productos fueron prohibidos incumple normas de inocuidad.

Sin embargo, debido a los procesos productivos, es posible que algunos productos sean forzados a desplegar la leyenda “Producto Imitación Queso”, o “Añadido con caseinatos X %”, o se les imposibilitaría afirmar que son productos 100 por ciento hechos de leche (pero en el colmo del absurdo, sí podrían decir que son 100 por ciento lácteos).

Llama la atención que, tras la prohibición del martes, muchos personajes públicos se mostraron proclives, en sus redes sociales, a denostar a las empresas fabricantes de quesos. Tacharon sus productos de ser plásticos y se dijeron complacidos por la prohibición.

En otras palabras: el efecto Gatell fue trasladado a Sheffiel y, con la prohibición, a la opinión pública, que se tragó el tema completito.

Gatell va triunfando. Cuando los quesos digan en su empaque que contienen caseinatos, la gente huirá de ellos, pensando que es una especie de veneno o compuesto químico que dañará su salud. Pero todo eso es un circo. Las empresas de México atacadas tienen los más altos estándares de producción, y sus productos pasarían pruebas de salud en cualquier país. Pruebas que, por cierto, no le exigen a los productores informales que venden quesillo en las esquinas de la ciudad.

HERRERA
Lo dicho en esta columna innumerables veces: el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, es un extraordinario servidor público. Por ello su nominación a presidir la Junta de Gobernadores del Banco Mundial y el FMI. Enhorabuena.

Por CARLOS MOTA.
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