Estamos en época de sálvese quien pueda. Dicho de otro modo, de pactos inconfesables, esos tan comunes entre los políticos. Algunos gobernadores priistas que están por terminar sus mandatos, conscientes de que perderán la gubernatura, están ya pactando su seguro de impunidad.
En Tlaxcala, la designación del candidato o candidata de Morena a gobernador es digna de un guion de telenovela. Hay cuatro suspirantes: los senadores de la República Ana Lilia Rivera Rivera y Joel Molina Ramírez. La súper coordinadora de los programas sociales del gobierno federal, Lorena Cuéllar Cisneros, y la empresaria Dulce María Silva Hernández. La trama se pone interesante porque hay sospechas fundadas de que el todavía gobernador priista, Marco Antonio Mena, es la mano que mece la cuna dentro de Morena en el estado. ¿Por qué? Porque tiene vínculos familiares con una de ellas. Fabricio Mena, hermano del gobernador, está casado con Karina Cuéllar, hermana de Lorena Cuéllar Cisneros.
Además, Lorena Cuellar es señalada de utilizar su cargo y los recursos públicos de los programas sociales que maneja para promoverse y ganar la carrera por la candidatura.
Fuentes del gobierno federal aseguran que la súper delegada y el gobernador priista ya tienen un acuerdo sellado con sangre familiar. Evidentemente, esa alianza no es bien vista por la base morenista en Tlaxcala, porque, dicen, rompería con el proceso interno para elegir al mejor perfil.
Mientras tanto, los otros tres aspirantes morenistas están jugando sus fichas, pero denuncian que no hay piso parejo para todos en el partido de López Obrador que ha repetido una y otra vez que no son iguales a los del pasado. Pero resulta que sí.
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BON APPÉTIT: Las pausas que usa López Obrador cuando habla en público no son el principal silencio en la conferencia mañanera. Son la ausencia de aquellos temas incómodos para el presidente pero que son importantes, sensibles o urgentes para el resto de los mexicanos. Por ejemplo, ayer en su coraza mañanera, como él mismo la definió, no habló de que el domingo previo fue el segundo día con más asesinatos (114) en lo que va de su gobierno. En total, 273 mexicanos fueron asesinados el fin de semana en el país.
Pero de eso no habló López Obrador. Prefirió dedicar mucho tiempo a hablar de la conmemoración del descubrimiento de América que, casualmente, coincidió en el viaje de su esposa por Europa. Volvió a hablar de una disculpa pública a los pueblos originarios de México por las atrocidades cometidas durante la conquista española y justificó la desaparición de la estatua de Cristóbal Colón del Paseo de la Reforma, también casualmente, en estos días.
El escándalo por el robo de más de 35 mil medicamentos contra el cáncer de su gobierno apenas mereció un comentario. Ese tema dará mucho más de qué hablar.
POR ALEJANDRO CACHO
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