La vida de María Elena Ríos cambió por completo a raíz del ataque que le quemó el rostro y fue ideado por su expareja, el exdiputado del PRI Juan Vera Carrizal, quien contrató a una persona para que le arrojara ácido sobre la cara, con la intención de dañarla de manera permanente. Han pasado tres años de este hecho.
Pese a que el autor intelectual de esta agresión fue detenido, el pasado fin de semana se le permitió regresar a su casa para permanecer en arraigo y bajo el cuidado de su hermana, quien también ha sido denunciada ante las autoridades por haber hecho amenazas en contra de la familia de la saxofonista.
La joven asegura que el juez en cargado del caso, Teódulo Pacheco, recibió algún tipo de presión política o soborno por parte del expolítico, lo que fomentó la impunidad en el análisis de las evidencias contempladas en la carpeta de investigación en contra de Vera Carrizal.
Fue un proceso viciado
María Elena Ríos aseguró que el proceso de juicio que se llevó a cabo el pasado sábado estuvo cargado de diversas inconsistencias que fueron el preámbulo a una decisión que se tomó sin los parámetros legales para garantizar la justicia, el acceso a sus derechos, ni el seguimiento puntual de las evidencias presentadas.
Acusó Pacheco de haberla criminalizado y revictimizado al negarle la oportunidad de hablar, el evitar que se siguiera con la audiencia y además pautar varios recesos excesivos para impedir su correcta defensa.
"Se atrevió a decirme que yo estoy violentando los derechos de Juan Antonio Vera Carrizal porque estoy aplazando mucho el proceso"
Además de esto, comentó, el juzgador la acusó de haber mentido, ya que no se consideraba intento de feminicidio la agresión que había sufrido, debido a que se encontraba con vida. Calificó la resolución como una muestra de la impunidad con la que operan las autoridades, debido a que no se aplicó, por desconocimiento, ninguna perspectiva de género al considerar el tipo de ataque que vivió.
"Se atrevió a decirme: "Pero si estás viva"", dijo sobre la revictimización que hizo el juez en su contra.
"¿Entonces debo estar muerta?", dijo.
Su acusación no tiene sustento
Destacó que durante la audiencia se dejó constancia de que Vera Carrizal ha desarrollado brotes de neurosis derivada de su estancia en prisión, lo cual calificó como una condición peligrosa por la cual no se le debió permitir la figura del arraigo. Para sostener esta y otras presuntas condiciones del acusado, señala María Elena, se presentaron elementos de prueba que no estaban comprobados por peritos y eran apócrifos.
De acuerdo con estas pruebas, el detenido había sido sometido a estudios desde noviembre, pero no fue hasta el 16 de enero que se mostró esta evidencia a las autoridades en el caso. Debido a esto, la defensa de la saxofonista tuvo solamente una hora para examinar más de 100 hojas que detallaban estas supuestas dolencias.
"La parcialidad estuvo siempre presente", dijo.
"El presidente del Tribunal cerró todas sus redes sociales porque no quería que lo atacaran", agregó.
Señaló a su agresor por presuntamente realizar un soborno millonario a fin de que inclinara la balanza a su favor en la Corte. Pidió no dejar de lado las declaraciones del exfiscal de Oaxaca Arturo Peimbert, quien aseguró que no se puede detener al hijo del agresor, quien también estaría relacionado con el delito, debido a que tiene una red de protección política y monetaria.
"El mensaje no es solamente para mí, es para todas las mujeres"
La música dijo que busca la impugnación de esta resolución, pero no puede llevarse a cabo hasta que el juez entregue el documento escrito relacionado con el caso. Pese a que ya se hicieron tres solicitudes no ha obtenido el papel. Este requisito es determinante para el proceso de apelación ya que si no se presenta dentro de las primeras 72 horas después de la resolución, no hay nada que se pueda impugnar.
Por esta razón Ríos acusa a las autoridades de estar coludidas con Vera Carrizal por medio de la programación de la audiencia en fin de semana para así evitar en medida de lo posible que se tramitara cualquier oficio en contra de la decisión del juzgador.
"Yo tenía otro juez, pero me llama la atención que por dinero me cambiaron al otro", dijo.
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