A raíz del repunte que hemos tenido en las últimas semanas, y también durante el tiempo que llevamos lidiando con el coronavirus, se ha generado un mercado negro en productos de salud. Personas sin escrúpulos venden oxígenos, cubrebocas y hasta pruebas supuestamente confiables para COVID-19, que no son de buena calidad. Basta con un coche y una lona anunciando los suministros para que la población caiga y les saquen dinero, aprovechándose de las necesidades actuales.
Al inicio de la pandemia, una prueba para COVID-19 podría alcanzar los 10 mil pesos. Actualmente se ha convertido en una necesidad de primer grado a nivel mundial: , las pruebas que antes se hacían para chequeos generales o por petición de un médico era la química sanguínea, y ahora pasó a ser la PCR por la importancia que hay de detectar riesgos a familiares o simplemente por la necesidad de viajar.
Para estar 100% seguros de un resultado confiable y trato de calidad, hay que acudir a establecimientos con certificados y avalados por diferentes instituciones. En el caso de JLN Labs, están avalados por la EMA en el laboratorio central, lo que garantiza seguridad y confiabilidad en cada etapa del proceso.
Existen otras pruebas como la de antígenos y de anticuerpos que también deben ser hechas por especialistas de la salud para evitar cualquier error. Para saber qué prueba se debe hacer, primero se debe identificar el periodo de contagio.