En octubre del 2020, Alun Titford y Sarah Lloyd-Jones de 45 y 40 años —respectivamente— dejaron que su hija Kaylea Louise Titford de tan solo 16 años falleciera en lo que se estipulo como un homicidio involuntario por una grave negligencia infantil. Aunque la mujer ya había sido procesada por este delito, quien faltaba de recibir una sentencia era el tutor. Finalmente y después de casi tres años el día de ayer —7 de febrero— su juicio terminó y se le declaró como culpable de causar o permitir la muerte de un menor de edad. La adolescente fue encontrada muerta en la cama de su casa ubicada en la villa de Newtown, del condado de Galés de Powys, Reino Unido, y se determinó que la causa médica de su fallecimiento se debió a una “inflamación e infección en áreas extensas de ulceración derivadas de la obesidad además de sus complicaciones por la espina bífida e hidrocefalia”.
Las autoridades encontraron la vivienda "en condiciones inhumanas"
Kaylea Louise Titford pesó exactamente 145.603 kilos y tuvo un índice de masa corporal (IMC) de 70 cuando los hechos se registraron en octubre del 2020. Cuando las autoridades tuvieron que describir ante Tribunal de la Corona de Mold las condiciones en las que se encontró a la mejor, el jurado quedó atónito pues las imágenes mostraban un entorno poco favorable para el correcto desarrollo y cuidado de la adolescente. Describieron el lugar como "no aptas para ningún animal" ya que había ropa sucia, sábanas llenas de grasa y un desorden descomunal dentro de su domicilio. Incuso, cuando se le preguntó Alun Titford —de ahora 40 años— por qué había defraudado tanto a su hija, el sujeto solo declaró "soy un vago".
A pesar de las obvias condiciones de falta de higiene, comida sana y balanceada además de un entorno seguro que la menor de edad debía de tener, el trabajador de mudanzas negó rotundamente los cargos que lo acusaban como un tutor negligente. Sin embargo ahora pasará —junto con su esposa Sarah Lloyd-Jones de 39 años—, el resto de sus días en prisión. Y es que el delito de estos padres no es menor dado que los trabajadores de los servicios de emergencia, describieron que la casa ubicada en Powys los había dejado "enfermos" por el olor a "podredumbre" en la habitación de la menor. Cabe destacar que después de la muerte de la adolescente, se encontraron gusanos que se pensaba que se estaban alimentando de su cuerpo, al menos eso declararon ante el jurado.
No solo esto, también constataron ante el tribunal que las sábanas de la cama de Kaylea Louise Titford estaban sucias y que además dormía sobre varias almohadillas higiénicas —de entrenamiento para ir al baño— que comunmente son pensada para que las usen los cachorros. Además, la habitación de la adolescente se encontraba sucia, desordenada, con botellas de orina y hasta una freidora con gotas de grasa en los costados así como un pastel completo dentro de una caja. A pesar de las malas condiciones en las que vivía, el personal y los estudiantes de la escuela Newtown High School a la que asistió la describieron como "divertida y habladora", sin embargo, después del cierre del coronavirus en marzo de 2020 ella ya no volvió a clases.
La familia no le pudo dar las necesidades básicas a su hija
Ya pasado el proceso se supo que Alun Titford y Sarah Lloyd-Jones se dieron cuenta de que su hija había fallecido debido a una acalorada discusión. La pareja —que medios locales aseguran que tuvieron seis hijos— comenzó a pelear debido a que la adolescente ya no podía usar su silla de ruedas porque le quedaba pequeña, y esto paso desde el comienzo del forzoso confinamiento por la pandemia. Fue entonces que se le cuestionó a los padres si Kaylea Louise Titford se había levantado de la cama. La tutora confirmó que durante ese periodo no se le vio levantarse de la cama y que la silla se quedó todo ese tiempo en la cocina.
Como la joven había sido dada de alta de los servicios de fisioterapia y dietética en los años previos a su muerte un trabajador social la vio por última vez en su casa en 2017. Alun Titford quiso responsabilizar a su esposa de la muerte de su hija dado que ella era "la responsable" de cuidarla y se desempeñaba como trabajadora en atención comunitaria. La realidad es que aunque el tutor solía llevarla a las citas médicas y cuidarla, dio un paso atrás cuando llegó a la pubertad porque no estaba "cómodo". Fue entonces que en el contrainterrogatorio aceptó que él era tan culpable de la muerte de Kaylea Louise Titford como Sarah Lloyd-Jones —madre de la menor—.
Por su parte el juez Justice Griffiths dijo "no puede haber ninguna duda de que este caso pasa el umbral de la custodia". También le aclaró a los miembros del jurado que les daría una exención de 10 años del servicio de jurado, diciendo que había habido “muchas pruebas difíciles y de expertos”. Agregó que “el tema fue, sin duda, inusualmente angustioso”. A la par, el inspector jefe de detectives Jonathon Rees dijo que "las circunstancias de la muerte de Kaylea fueron trágicas, y sus padres tendrán que vivir con el papel que jugaron en eso por el resto de sus vidas".
"Esta investigación ha sido extensa y, en ocasiones, angustiosa dada la edad de Kaylea y las condiciones en las que vivía, pero nuestros oficiales y socios han trabajado de manera diligente y profesional en todo momento.", finalizó.
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