WASHINGTON. Las redadas migratorias en Estados Unidos anunciadas por el presidente Donald Trump, tras asumir su segundo mandato, iniciaron ayer con unos 346 deportados.
El gobierno de Trump dio vía libre a las redadas de migración en lugares previamente considerados "protegidos" como escuelas, iglesias y hospitales.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) revocó una directriz del expresidente Biden que instruía a las autoridades migratorias a evitar redadas en estos lugares o cerca a ellos.
En Chihuahua, Tamaulipas y Sonora comenzaron las primeras deportaciones del nuevo gobierno. Ciudad Juárez recibió 56 mexicanos repatriados; por Matamoros 261 fueron expulsados, 61 connacionales y 200 extranjeros y Nogales recibió 29.
El zar fronterizo Tom Homan confirmó que los agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) están listos para intensificar las operaciones.
Homan aseguró a Fox News, que estas acciones buscan "aplicar la ley como corresponde". Según él, la prioridad será detener a aquellos considerados una amenaza a la seguridad pública, aunque advirtió que cualquier persona que resida en EU de manera irregular podría ser objetivo de estas redadas.
El zar no reveló detalles específicos de los operativos, pero se especula que urbes como Chicago, Illinois, y San Antonio, Texas, podrían ser las primeras en presenciar estas acciones.
Por lo pronto, Chicago amaneció como un pueblo fantasma por el temor a las deportaciones masivas de Trump. Por otra parte, Trump nombró a Derek S. Maltz como Administrador interino de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) en sustitución de Anne Milgram, quien dejó la agencia la semana pasada.
Maltz es un agente especial de carrera que sirvió 28 años en la DEA antes de jubilarse en 2014. También se desempeñó con orgullo como jefe del Grupo de Trabajo Antidrogas de Nueva York, el grupo de trabajo antidrogas más grande y antiguo del país.
Más recientemente, Maltz trabajó en el sector privado.
MAAZ