Priscila Leguiza tenía siete años de edad cuando su propia madre identificada como Silvana Lafuente junto con su pareja Pablo Verón Viscontia, la asesinaron a golpes y posteriormente quemaron su cuerpo en una parrilla para tratar de desaparecer su cuerpo. El crimen cimbró a Argentina y a ocho años del homicidio, el caso es recordado por el abogado del padre biológico de la niña.
“No conozco un caso más macabro perpetrado por la propia madre”, cuenta el abogado del papá de Priscila, Julio Torrada para el medio local TN, caso que fue “dramático desde el principio, cuando la madre la parió en un patrullero y nunca más se hizo cargo”, indicó. La niña se criaría con su papá, Gabriel Leguiza en compañía de dos de sus cinco hermanos, el resto vivía con su mamá.
Unas semanas antes del crimen, Silvana pidió a su expareja que dejara ir a Priscila a su casa para que conviviera con sus otros tres hermanos, y aunque Gabriel lo dudó, al final accedió al pensar que su ex habría reaccionado tras abandonar a su hija. La condición era que debía llevarla de regreso con él al día siguiente.
Sin embargo, Silvana denunció que Priscila había desaparecido y por dos meses realizaron la búsqueda para encontrarla, hasta que uno de sus hermanitos no contuvo su angustia y reveló el paradero de su hermana y lo que en verdad había sucedido.
“Ella (Silvana) siempre le pegaba porque Priscila la llamaba por su nombre y no le decía ‘mamá’”, contó uno de los hermanos de la niña, quien además detalló como su mamá y su pareja golpearon a su hermana mientras ellos veían y solo les ordenaron que se fueran a dormir.
“Pablo le pegaba con el puño y ella con un caño. Nos mandaron a todos a dormir y a la mañana siguiente me despertaron diciendo que Priscila había muerto”, dijo el hermano.
El abogado señaló que a la niña le reventaron la cabeza con un fierro parecido a un pie de micrófono, “Después quemó el cuerpo de su propia hija en una parrilla durante siete horas”, indicó. Trascendió que durante el juicio, los hermanos de Priscila declararon que aquel aroma a quemado de su hermana jamás lo han podido olvidar.
Una pizza con refresco si no contaban lo que pasó
Silvana al no conseguir quemar todo el cuerpo, pidió ayuda a un supuesto pastor llamado Santos Doroteo. “Vení, ayudame. Me mandé una macana. Maté a mi hija”, habría dicho la mujer acusada de asesinato, según el abogado Torrada.
Los niños de entonces entre 9 y 11 años de edad, fueron obligados por su mamá a llevarse los restos de su hermana quemada tras amenazarlos que si no obedecían, podrían terminar como Priscila, según la declaración de los menores. Silvana les prometió que después los llevaría a comer pizza y refresco si colaboraban con ella y no contaran lo que pasó.
Durante el juicio de los dos asesinos, Silvana culpó del homicidio a su pareja Visconti de haber matado a trompadas a su hija. “Le pegaba a todos, era violento, más cuando tomaba. Me amenazaba con armas a mí y a los chicos”.
En marzo de 2019, el Tribunal Oral Criminal 5 de Quilmes declaró culpables a Silvana Lafuente y a su pareja Pablo Verón Viscontia por homicidio agravado por el vínculo, premeditación, ensañamiento y alevosía. Los condenados cumplen cadena perpetua en un penal de la provincia de Buenos Aires, mientras que el papá de Priscila no se recuperó por la muerte de su hija, indicó su abogado.
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