Este domingo 26 de septiembre, en la ciudad del Vaticano, el papa Francisco aseguró que la humanidad está llamada a construir un mundo que sea "siempre más inclusivo", especialmente hoy, pues se conmemora la Jornada Mundial de los Migrantes y los Refugiados. Ante los acontecimientos que han obligado a las personas en países como Haití, Afganistán y otras naciones de Latinoamérica a dejar sus países de origen, el papa aseguró que se debe acoger a todas las personas "sin prejuicios".
Bajo esta misma línea, Francisco Bergoglio pidió a los gobiernos internacionales construir un mundo en el que no se excluya a nadie, con el objetivo de encaminarnos hacia un nosotros que sea cada vez más grande. Las declaraciones del máximo representante de la Iglesia católica fueron retomadas por EFE, medio que relató lo ocurrido al término del Ángelus dominical en la plaza de San Pedro.
Un compromiso generoso
De acuerdo con el papa, es necesario caminar sin miedo, siempre poniéndose a un lado de las personas más vulnerables, como migrantes, desplazados, víctimas de trata o personas abandonadas, por lo que consideraba que era muy importante considerar la conmemoración de dicha Jornada. A partir de ello, Francisco se unió a todas las personas que estaban tomando en consideración esta serie de acciones y les agradeció mostrar tan generoso compromiso.
Como parte de su discurso, citó algunos de los grupos presentes en la plaza del Vaticano, en donde se encontraban banderas en representación de las 47 comunidades étnicas y los centros pastorales presentes en la diócesis de Roma. Además extendió una invitación a quienes visitaron la plaza de San Pedro para que observaran el monumento en el que se representa una barca con migrantes y se detuvieran en observar la mirada de esas personas, llena de esperanza por recomenzar a vivir.
Aseguró que la Iglesia también debe cambiar
A lo largo del Ángelus dominical, el papa Francisco decidió enfocarse en la necesidad de erradicar la tentación de la cerrazón con el objetivo de abrirse a los demás, pues la distancia entre las personas que no piensan igual representa un gran obstáculo. Dicho problema es la raíz de grandes males de la historia, como dictaduras o actos de violencia en contra de las personas que son diferentes.
Por otro lado, aseguró que también la Iglesia se equivoca y que, en lugar de ser una comunidad humilde y abierta, dan la impresión de mantener a otras personas en la distancia para juzgar y excluir. Por ello, solicitó superar la tentación de juzgar en todos los aspectos. Finalmente, el papa hizo un llamado a formar comunidades acogedoras, en donde haya sitio para todas las personas.