Sin inmunidad contra la polarización reinante, los latinos llegan divididos a las elecciones en Estados Unidos, aunque no a partes iguales: al menos en los sondeos son más los que apoyan al demócrata Joe Biden que a un presidente Donald Trump que les reparte indistintamente cal y arena.
En una comunidad de unos 60 millones de personas y orígenes y creencias tan diversos como ésta, no es fácil la unanimidad.
La diferencia entre los latinos la representan en estas elecciones fundamentalmente cubanos y venezolanos que creen que votando por Trump vacunan a Estados Unidos contra el "socialismo", afiliados al Partido Republicano, personas de tendencias conservadoras y admiradores y nostálgicos de figuras del estilo de los caudillos latinoamericanos.
Trump y su equipo insisten en esta campaña en que Biden es un "títere" de los radicales del Partido Demócrata que si llegan al poder van a imponer el caos y el comunismo.
En 2016 agitaron el fantasma de los "bad hombres", los mexicanos violadores y delincuentes que entran ilegalmente a Estados Unidos y ponen en peligro a una nación que paradójicamente se precia de ser tierra de inmigrantes y que, sin embargo, debe construir un muro en la frontera con México.
Los mexicanos y centroamericanos, repartidos por todo el país, pero asentados en mayor número de California, van a responderle ahora con sus votos por Biden.