México, China y Estados Unidos conforman un triángulo de interés y un futuro que puede ser benéfico… o todo lo contrario.
La semana pasada en El Colegio de México se presentó el libro “Medio Siglo de Relaciones Diplomáticas México-China”, compendio del seminario del mismo nombre realizado en 2022 y cuyos autores compilaron y editaron en una amplia diversidad temática que muestra la diversificación y la complejidad de la relación con un país que es nuestro segundo socio comercial.
Hablar de China y hacerlo bien, no es el tema que más se quiere escuchar en esta temporada: país convertido en el anatema de un imperio agonizante y que por ello mismo alma negra de los temores de una nación sin liderazgo y confusa perspectiva.
Pero esa situación de un país, China, que pudiese reemplazar la hegemonía americana no es sorpresa para un país como Estados Unidos. En 2007, a poco tiempo de terminar la gestión de George Bush, en un seminario reservado en la Universidad de Texas en El
Paso, el vicealmirante Mike McConell, Director Nacional de Inteligencia del pronto a terminar gobierno de George Bush hijo, nos compartió a los asistentes su creciente preocupación y hasta resignación por China; importante es destacar que el motivo de la reunión era la relación en materia de seguridad entre México y Estados Unidos y que lo que preocupaba a los asistentes se enmarcaba en la amenaza del narcotráfico por sobre la estabilidad regional.
Bueno, para McConell la atención como ya se mencionó estaba en China, “En 2020 China será la mayor economía del mundo y tal vez la mayor potencia, nuestro reto es ver si Estados Unidos será la segunda o la tercera potencia”, dijo en el seminario.
De ese tamaño era la prospectiva desde Washington; mientras el resto de la audiencia pensaba en la creciente demanda de metanfetaminas y la violencia de los cárteles enfrentados en guerras por rutas y territorios.
Barak Obama acotaría la expansión china con su política de seguridad moviendo el “pivote a Asia” y transformando su perspectiva y doctrina militar. Trump se centró en medidas unilaterales para detener el crecimiento económico chino. Biden continuó y profundizó esa política de contención, lo que en buena medida desató la expectativa del “nearshoring”. Ahora Trump se lanza a una guerra comercial a la que los chinos han declarado estar dispuestos a pelear en cualquier terreno y forma que se les presente.
En todo esto ¿en dónde está México determinado por su vecindad geográfica con Estados Unidos pero, a la vez, con una relación rica y variada con China?
Vender caro los amores es una buena estrategia en las relaciones internacionales, riesgosa ciertamente, pero siempre viendo por el interés nacional, pues como dice el clásico “por sobre todas las cosas, México”.
POR DAVID NÁJERA
EMBAJADOR DE MÉXICO. ACTUALMENTE PRESIDE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO A.C.
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