La pregunta sobre cuál es el momento óptimo para ejercitarse siempre está presente en la comunidad fit. Al respecto, hay debates y estudios que buscan esclarecer este enigma y recientes investigaciones apuntan que activar nuestro cuerpo por la mañana es mejor, pero ¿por qué es esto así? Un estudio publicado en la revista Obesity sostiene que ejercitarse entre las 7 y las 9 de la mañana podría ser especialmente propicias para quienes buscan perder peso.
La investigación, liderada por Tongyu Ma, de la Universidad Politécnica de Hong Kong, analizó datos de más de 5 mil 200 adultos, y concluyó que aquellos que tenían actividad física en este lapso mostraban índices de masa corporal inferiores en comparación con quienes preferían otros momentos del día.
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¿Qué pasa si hacemos ejercicios durante la contingencia ambiental?
¿Es mejor la mañana para hacer ejercicio?
Se argumenta que realizar actividad física al inicio del día favorece la consistencia, con lo que se evita que las obligaciones diarias interfieran con nuestros planes de autocuidado. Además, desde una perspectiva fisiológica, el reloj molecular presente en nuestras células, especialmente en los músculos, activa funciones corporales relacionadas con el metabolismo de las grasas en momentos específicos, lo cual podría ser modulado por el ejercicio temprano.
Otro aspecto a considerar es el efecto del ayuno nocturno. Ejercitarse antes de desayunar puede propiciar una mayor quema de grasas, aprovechando que el cuerpo, tras el ayuno del sueño, opta por utilizar la grasa como fuente de energía en lugar de los carbohidratos. Este enfoque no solo beneficia la pérdida de peso sino que, adicionalmente, potencia el metabolismo durante horas después de la actividad física.
No sólo se debe hacer ejercicio
Muchos expertos consideran que el ejercicio debe ser parte de un estilo de vida integral, donde una alimentación balanceada y otros hábitos saludables son igual de cruciales. Además, enfatizan que, si bien la mañana puede ser ideal para algunos, lo más importante es encontrar el momento que mejor se adapte a cada individuo.
Aunado a eso, en el estudio mencionado se destaca que factores como la edad, el estilo de vida y los hábitos alimentarios de los participantes también juegan un rol crucial, lo que complica atribuir los beneficios observados exclusivamente al momento del ejercicio. Por ejemplo, el análisis reveló que las personas que se ejercitaban por la mañana tendían a ser mayores, lo cual podría influir en los resultados obtenidos.
Además, la preferencia por la actividad matutina no era exclusiva de un perfil específico, sino que se observó mayormente entre individuos blancos, mujeres, con educación universitaria y que no consumían tabaco ni alcohol. Curiosamente, este grupo también presentaba una menor ingesta calórica y pasaba más tiempo en sedentarismo comparado con aquellos que ejercitaban más tarde en el día, según recogió NBC.