Han pasado 15 años desde que tres amigos que vivían en San Francisco, California, decidieron rentar una habitación del departamento que compartían para ayudarse a pagar sus cuentas. Esa idea se transformaría en una plataforma que, actualmente, congrega a más de 7 millones de personas que ofrecen alternativas de hospedaje en todo el mundo.
“Airbnb empezó cuando Brian, Joe y yo, los tres cofundadores, éramos compañeros de habitación y tratábamos de pagar el alquiler en nuestro departamento. Cuando me subieron el alquiler en un 25 por ciento, pudimos pagarlo solamente alquilando una habitación de ese departamento”, recuerda Nathan Blecharczyk, cofundador de la plataforma.
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El uso fundamental de Airbnb no ha cambiado desde entonces. De acuerdo con cifras obtenidas por la propia plataforma, más de la mitad de las personas afiliadas emplean ese dinero extra para pagar sus cuentas básicas.
“Hicimos una encuesta con nuestros anfitriones en México y el 62 por ciento dicen que usan ese ingreso extra para pagar los alimentos y otros tipos de gastos que han aumentado mucho por el tema de la inflación”, detalla.
Abrir el turismo para nuevas personas y lugares
Una de las premisas principales de Airbnb es ofrecer a los turistas nuevas alternativas de hospedaje personalizado en lugares que, debido a su lejanía o a la carencia de infraestructura especializada, no tenían ofertas para los visitantes.
“Hicimos que sea posible que la gente común pueda participar en la industria global del turismo, antes de Airbnb básicamente tenías que ser una empresa para tener un alcance global y poder armar un negocio, incluso un negocio pequeño.
“Estas personas no solamente se encuentran en ciudades grandes, están en todos lados en pequeñas ciudades y eso es muy cierto en México, hay pequeñas ciudades, pueblitos que no tienen hoteles”, argumenta.
De acuerdo con Blecharczyk, solo en México 200 pueblos y ciudades han tenido sus primeras reservaciones en los últimos tres años, abriendo con ello una fuente de ingresos que beneficia a los prestadores de servicios de la región. Además, esta alternativa ofrece una manera distinta de descubrir los lugares.
“Los hoteles y los hogares ofrecen propuestas de valor un tanto diferentes. Las casas son desproporcionadamente poco populares para las grandes ciudades, pero es diferente para las familias o los viajantes en grupo, que necesitan más de una habitación o prefieren tener una cocina.
“También ofrece más ofertas al consumidor, hace que crezca el volumen del turismo, industria en la que hay que ofrecer una gran variedad de soluciones y Airbnb creo que es una propuesta de valor, una solución muy única y muy particular”, argumenta.
¿Airbnb aumenta el costo de vida de las ciudades?
Durante la pandemia, el trabajo a distancia se popularizó a nivel global, provocando que miles de “nómadas digitales” de todo el mundo aprovecharan esta flexibilidad para mudarse de sus ciudades natales a otros sitios, donde el costo de vida es menor.
De forma lateral, plataformas como Airbnb han sido acusadas de incrementar el costo de las rentas en grandes ciudades, algo que Blecharczyk rechaza, argumentando que la inflación es un fenómeno global que afecta a todas las personas.
“Los costos en todo el mundo han aumentado muchísimo durante este último año, debido a la inflación. Hay muchísimos factores que fomentan el aumento de los costos de vida en las ciudades grandes, que son lugares caros para vivir y trabajar.
“Creo que Airbnb es un factor muy pequeño en estos desafíos, es un factor mínimo. Si te fijas, el 70 por ciento de los anfitriones tienen solamente un lugar para alquilar; en la Ciudad de México es el 80 por ciento. Esto hace que los operadores de Airbnb sean muy pequeños pero, a su vez, alienta el turismo y trae visitantes de todo el mundo”, explica.
El cofundador de Airbnb señala que la plataforma ayuda a dispersar entre más individuos y regiones los ingresos por turismo que llegan al país, los cuales representan alrededor del 19 por ciento del Producto Interno Bruto.
“Airbnb está en una posición única para ayudar a esparcir y dividir más ese poder adquisitivo, y no limitarlo solo a las grandes ciudades, sino también a las áreas rurales y no solamente a las áreas más conocidas de los centros de las ciudades, sino a otras zonas aledañas”, concluye.