Los gatos son una de las mascotas preferidas en todo el mundo, por lo que siempre se hará todo lo posible por cuidarlos y darles los tratamientos adecuados para brindarles una excelente calidad de vida. Lamentablemente, hay cosas que no se pueden prevenir, como la insuficiencia renal.
Entre más grandes son los felinos más problemas de salud presentarán, incluso, los veterinarios estiman que más del 10 por ciento de los gatos con 10 años de vida presentarán problemas renales, aunque la cifra se eleva a 30 por ciento cuando los gatos tienen 15 años o más.
Aunque es casi imposible prevenir esta enfermedad, los especialistas piden a las personas que tengan gatos darle la comida ideal, que sea baja en sodio y hacer periódicamente un análisis de orina, con el propósito de descartar algún tipo de daño renal.
Atención a los síntomas
Únicamente existen dos tipos de insuficiencia renal en el caso de los gatos: aguda y crónica. La primera ocurre de manera repentina, que puede ser ocasionada por una agresión, infección, traumatismo, consecuencias de un medicamento, leucemia o intoxicaciones. En el caso de la crónica es una enfermedad degenerativa, en la que de manera progresiva los riñones dejan de funcionar.
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Para la insuficiencia renal aguda los síntomas son los siguientes: pérdida de peso de manera repentina, letargia, depresión, constante vómito, diarrea y deshidratación. Incluso, se llega a manifestar en el aliento del gato, ya que hay una presencia de aroma a orina.
Mientras que en la insuficiencia renal crónica los síntomas son un tanto más habituales: pérdida de peso, aumento en el consumo de agua, anemia, mal aliento, úlceras en la boca, vómito y pelaje raro. En este caso, los síntomas sólo serán evidentes hasta que los riñones están muy dañados.
Es por ello que se recomienda hacer una revisión constantes de tu gato para evitar un daño irreparable de sus riñones. Además, siempre vigila lo que coma, para que no haya enfermedades derivadas de una mala alimentación.
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