Había una vez, es la forma más común como comienzan los cuentos de hadas y las historias que contamos a nuestros niños para que pongan atención a lo que le vamos a platicar, y así logramos activar su mundo interno con ideas novedosas y fantasías.
Hoy en día las historias no solo están en hojas de papel de libros de colores o en la voz materna sino que existen muchas alternativas virtuales.
Los niños conviven con las computadoras y los teléfonos celulares para aprender todo el conocimiento de la humanidad, sin límites.
La convivencia puede ser sana, con límites y objetivos adecuados, cuando la academia y la escuela se transmite en línea, cuando quieren aprender algo en la enciclopedia o algunos de los múltiples juegos educativos. Cuando algún adulto supervise.
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La línea entre lo sano y lo patológico es muy fina
Es fácil caer en las redes de la adicción a la tecnología porque nuestros niños se quedan fácilmente mucho tiempo observando las pantallas, y les es más fácil esto que buscar otras formas de diversión. Están expuestos a mucho material no clasificado, a la agresión auditiva y visual, así como a temas de guerra, sexo y muerte que los pueden alterar emocionalmente sin que se den cuenta, lo que los puede llevar a desarrollar síntomas de miedo, angustia e inseguridad.
El tema de las redes sociales infantiles está ya a la mano, y a pesar de que logran estructuras sociales en línea, también reciben el famoso ciberbullying, otras formas de integración y exclusión que los pueden afectar emocionalmente sin que sus padres estén al tanto.
Es un arma de dos filos, por lo que conocer cómo apoyar a nuestra niñez en esta era de la tecnología es relevante.
Cada vez más, llegan más niños y adolescentes a las consultas de los psicoanalistas porque los videojuegos han desestructurado su vida, hasta el punto de desatender sus obligaciones, y sufrir alteraciones en sus hábitos de comida y sueño. El 25% de los niños de 10 años tienen móvil, un porcentaje que asciende al 75% cuando hablamos de los 12 años.
¿Cómo te va a ti con la tecnología y tu responsabilidad infantil?
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