Toshiro Mifune era el nombre del actor japonés que logró darle un respiro al Cine Mexicano cuando se encontraba en decadencia la llamada Época de Oro gracias a que su magnífica interpretación en “Ánimas Trujano” volvió a poner en el mapa a la industria cinematográfica nacional y en esta ocasión, a manera de homenaje haremos un breve recorrido por la carrera de este famoso actor de origen asiático y te diremos cuál fue su triste y desafortunado final.
El famoso histrión asiático nació en territorio chino el 1 de abril de 1920, sin embargo, también obtuvo la ciudadanía japonesa debido a la nacionalidad de sus padres y fue en “la tierra del sol naciente” donde creció y realizó sus estudios. Durante la segunda Guerra Mundial, Toshiro Mifune estuvo en servicio para el ejército japonés y debido a sus conocimientos en fotografía fue asignado para realizar reconocimientos aéreos.
Al finalizar el conflicto bélico, Toshiro Mifune comenzó a trabajar como asistente de cámara en una productora y tiempo después un amigo lo postuló a un casting como actor en el cuál fue elegido y lejos de negarse, aceptó su destino descubriendo que estaba hecho para la actuación por lo que fue así como comenzó una prolífera carrera.
El ascenso a la fama de Toshiro Mifune fue meteórico y en pocos años logró consolidarse como una de las máximas figuras del cine japonés por lo que su trabajo comenzó a tener reconocimiento internacional convirtiéndose en el actor japonés más famoso del momento. Durante la década de 1950 brincó el charco y comenzó a participar en diferentes producciones estadounidense y es así como se da a conocer en el continente americano.
Triunfo en el Cine Mexicano
A inicios de la década de 1960, la Época del Cine de Oro en México ya estaba en franca decadencia, sin embargo, el reconocido director Ismael Rodríguez, intentó darle un nuevo impulso a la industria y para ello contrató a un actor de talla internacional pues de esta manera quería darle visibilidad a las películas nacionales por lo que se acercó a Toshiro Mifune para convencerlo de participar en la película “Ánimas Trujano” (1961).
De acuerdo con las declaraciones de Ismael Rodríguez, la historia de esta cinta resultó del agrado del japonés por retratar aspectos reales de la personalidad humana, además, otro de los elementos que lo convenció de trabajar en esta cinta es que el director le explicó que el papel protagonista era para Pedro Infante, pero por su muerte no se había concretado el proyecto, por lo que Mifune se mostró honrado de poder ocupar el lugar de una estrella de la talla del “Ídolo de Guamúchil”.
En esta cinta, Toshiro Mifune compartió créditos con Flor Silvestre, Columbia Domínguez, Pepe y Titina Romay, Antonio Aguilar y Eduardo Fajardo, por mencionar algunos, quienes tiempo después declararon haber quedado encantados por el trabajo de su compañero japonés.
Cabe mencionar que, por obvias razones hubo ciertas complicaciones en la producción de esta película pues Toshiro Mifune no hablaba español a la perfección, sin embargo, este detalle fue arreglado con el doblaje de Narciso Busquets, quien era un experto en la materia y logró hacer un trabajo extraordinario en el que casi no se notó que la voz del personaje principal se trataba de un doblaje.
El trabajo monumental de Ismael Rodríguez le valió ser nominado al Premio Oscar y al Golden Globe en la edición de 1962 y aunque no fue galardonada, sí logró el objetivo de volver a posicionar a México dentro del panorama cinematográfico internacional, no obstante, Toshiro Mifune quedó maravillado con México y su cultura, además, logró entablar una sólida amistad con algunos de sus compañeros de rodaje con quienes mantendría contacto en los años siguientes.
Tras su paso por el cine mexicano, Toshiro Mifune, siguió aumentando su legado cinematográfico participando en múltiples producciones japonesas y de otros países por lo que se mantuvo activo durante varias décadas en las que grabó más de 150 películas con las que se consolidó como una de las máximas leyendas del cine nipón.
Los últimos años de vida de Toshiro Mifune fueron todo un calvario debido a que fue diagnosticado con cáncer de páncreas y fue en diciembre de 1977 cuando este padecimiento le originó un fallo múltiple de órganos y falleció en un hospital de Tokio, Japón.
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