FUTBOL

La solidaridad auriazul cuida a Manuel Pajarito Andrade, su eterno felino

El creador del logo de los Pumas sale adelante gracias al apoyo que recibe de la comunidad felina durante esta pandemia por coronavirus

DEPORTES

·
En medio, en color oro, está la cabeza del felis concolor, nombre científico de la mascota universitaria Foto: Especial

Desde hace 46 años, Manuel Pajarito Andrade sueña con el mismo animal. Él lo llama una patología sana, porque aunque despierto tome el pincel e intente darle color a otro ser vivo, inherentemente de entre sus trazos se asoma un felino de ojos profundos.

“Siempre sale por ahí cuando hago un paisaje. Comienzo a dibujar un conejo, una mariposa, un colibrí, y me sale un puma, así he pasado toda mi vida”, dice el creador del logo deportivo de la UNAM, quien en una época en donde la pandemia golpea todos los sectores económicos, ve muestras solidarias de la afición auriazul, promoviendo sus cuadros y mandándole mensajes a través de internet.

Antes del SARS-CoV-2, su labor era la de terminar una obra a la semana y entregarla durante los partidos en CU, pero tras la difusión de su trabajo en redes sociales, ahora llega a elaborar hasta 10 en dicho periodo. “Egoístamente se me ha multiplicado el trabajo, cosa contraria de muchas otras personas que han llegado a la angustia, a la depresión y el aislamiento los ha deteriorado anímicamente”, comenta el artista, con voz y respiración pausada por el paso del tiempo.

“Los años que uno carga, van acordes al estado de salud. No te digo que bailo físicamente, pero mentalmente sí me echo un Rock de la Cárcel, Pólvora o Popotitos”, cuenta el hombre que hace unos días cumplió 76 años de edad.

El 20 de abril de 1974, Andrade y las autoridades de la UNAM presentaron al público el nuevo logo deportivo de la institución. Desde entonces, los equipos de la Máxima Casa de Estudios portan en su pecho un triángulo de puntas redondas que representan la investigación, la enseñanza y la difusión de la cultura.

En medio, en color oro, está la cabeza del felis concolor, nombre científico de la mascota universitaria.

La vida de Pajarito se vincula a la de su obsesión. Asegura que 85 por ciento de su obra se enfoca en estos animales. A veces se escapa dibujando flores, aves o paisajes, pero el pincel siempre lo regresa a su felino favorito. “Creo que soy la persona en el planeta que más pumas pinta. Ya soy pumatólogo, o no sé cómo llamarle (risas)”, bromea.

Manuel es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras, Derecho y la Academia de San Carlos. Cuenta que fue amigo de David Alfaro Siqueiros, José Luis Cuevas Novelo, Manuel Felguérez y Sebastián (Enrique Carbajal).

Sostiene que puede aguantar una jornada de 12 horas dibujando de 50 a 100 pumas, y que en estas épocas de confinamiento prefiere escuchar el futbol por radio. No le gusta la tele.

“De chico pintaba mucho a los clásicos, luego me fui al modernismo, al surrealismo, a muchos movimientos. Comencé pensando que mi idolazo era Rembrandt. Luego comentaba que me había tomado un café con él en Ámsterdam, lo tenía como modelo clásico. Pero la mente de uno va cambiando”, menciona.

Cuenta que desde el rector y el patronato, pasando por el alcalde de Coyoacán, Manuel Negrete, lo aprecian y valoran su aporte a la historia de la UNAM.

Pajarito es un ser querido y reconocido en los rumbos del Olímpico Universitario. Antes de que el virus obligara a los aficionados a ausentarse de los estadios, arribaba a CU con algunos plumones en su bolsa, ya sea para firmar la obra que iba a entregar, o para regalar su rúbrica en los cuerpos de fans auriazules.

“Siempre que voy allá escucho una voz que dice: ‘ey Pajarito, antes me hablabas, cuánto te debo’. Siempre me descubren, ya conocen el bulto. Si la gente me busca, me va a encontrar”.

En estos momentos, confiesa que extraña ir al estadio. Recuerda que su último juego en vivo fue el vibrante 3-3 del clásico capitalino del 6 de marzo. Tras años asistiendo al Olímpico, es fiel creyente de que este recinto es para cargarse de energía sintiendo los latidos de miles de corazones auriazules.

“Ya me imagino lo que va a ser de mí cuando llegue al primer partido con gente en el estadio. No sé si me voy a desintegrar, o voy a volverme El hombre invisible. Yo soy un homo habilis, pero con pretensiones de ser el hombre invisible, ese es mi último deseo”, asegura Manuel.

Por J. Alexis Hernández

dhfm

Temas