Una de las imágenes que mejor representa el aumento de temperaturas que, durante este verano, se sufrió en numerosas partes del planeta, es la de personas que literalmente frieron huevos bajo el rayo del sol.
Desde hace algunos años, ese símbolo de la vida que se expande y pierde sobre las superficies ha sido retomado por el artista neerlandés Henk Hofstra para llamar la atención sobre la actividad humana y cómo ha afectado al medio ambiente.
Una llamada de auxilio
Los cinco huevos fritos de 30 metros de diámetro que forman esta instalación, que el artista neerlandés ha presentado en Río de Janeiro, Bilbao, Lisboa, Rotterdam, Nueva York y Wuhan, entre otras ciudades, son propuestas como una reflexión sobre el calentamiento global.
“Una de las cosas más importantes en la vida es comenzar. Casi todas las formas de vida lo hacen con un huevo. Como no mostramos respeto por la vida, el mundo puede terminar como un gran huevo roto, roto y listo para ser frito”, señala Hofstra en las palabras que dan la bienvenida a la exposición.
Los enormes huevos fritos, expuestos desde el pasado 16 de septiembre, han llamado la atención de los habitantes de la zona, quienes deben acercarse a un monolito para encontrar el significado de la instalación.
Instalada en la explanada del Teatro B32, en el céntrico barrio paulista de Itaim Bibi, la exhibición forma parte del programa de Virada sustentável, un amplio evento de cinco semanas de duración en la que, además, hay conferencias y otros eventos artísticos que tienen como objetivo crear conciencia sobre el cuidado del medio ambiente.
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