El beisbol siempre ha estado presente en la vida de Demián Flores (Juchitán, Oaxaca, 1971): cuando era niño jugó en el equipo istmeño Xhahuis y al llegar a la Ciudad de México se apuntó en una liga por el rumbo de Cuemanco. “Siempre fui primera base, yo creo que por el cuerpo”, dice.
El deporte diamante no sólo le ocupó como actividad física, sino que, de una u otra forma, fue una presencia constante. En Juchitán, su abuelo tenía una tienda de enseres donde vendía de todo, incluso gorras y hasta spikes, “cuando todavía eran de hierro”. Después, cuando tuvo oportunidad de viajar a Francia, el beisbol se le apareció de nuevo y se convirtió en motivo para la creación.
“El beisbol tiene una relación directa con mi contexto, con Juchitán, donde no sólo jugamos béisbol sino una variante que es el talayi, donde ya no se usa el bat sino el brazo; pero a nivel de metáfora, el beisbol puede hablar de la vida cotidiana, ahí se resumen muchas cosas que tienen que ver con nuestra vida, con nuestras realidades y se pueden crear analogías”, piensa.
Aquella serie que nació en París, hacer ya más de dos décadas, y toda la obra que Demián Flores ha realizado en torno al beisbol, se une a la propuesta de la renovada sala “Segundo Inning del Museo Diablos, una historia incomparable”, del Estadio Alfredo Harp Helú, donde también se reúne obra de Alejandro Vera, Amador Montes, Pedro Friedeberg, Alberto Ibáñez, Cristina Kahlo, Francisco Toledo y Sabino Guisu, entre otros.
Una serie de bats intervenidos, que adoptan formas ondulantes y de grecas; pelotas pintadas con los rostros de los héroes de la independencia; lienzos que interpretan el momento en que se enfrenta el pitcher al bateador, o gorras en las que se han bordado las frases del célebre cronista deportivo Pedro “El Mago” Septién, son parte de la exposición. El recorrido suma además una serie de monotipos, trabajados el año pasado junto con el artista cubano Eduardo Roca “Choco”, en el Taller Ochoa de la colonia Guerrero, a la que titularon “No existen los quizás en el beisbol”.
“El arte es un espejo de lo que uno es, mi trabajo intenta ser una reflexión acerca de la identidad, la memoria, el territorio e implica lo que yo viví, al final lo que uno hace es tratar de reencontrarse con ese otro que es el trabajo, y eso tiene mucho que ver con lo que uno vive: ver los movimientos del pitcher, pero también verlo en la soledad de la lona, eso tiene que ver mucho con la vida”, agrega.
ELEMENTOS
- Una de las influencias más fuertes de Demián Flores fue Francisco Toledo
- Con él solía asistir a los juegos de béisbol de los Guerreros de Oaxaca
- Toledo fue quien enseñó la obra de Flores a Alfredo Harp Helú
- Los equipos de Flores son los Diablos Rojos del México y los Dodgers de Los Ángeles
LSN
SIGUE LEYENDO:
Lanzan novela sobre el terror en el virreinato
