ARTES

El grito, una expresión que debe reivindicarse

La antropóloga Ana Lidia M. Domínguez publica "Una historia cultural del grito", donde analiza las distintas maneras de concebir esta forma de manifestación individual y colectiva

CULTURA

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El alarido está presente como energía primordial, en el origen de muchas ideas y prácticas.Créditos: Cortesía TAURUS

Cuenta la mitología griega que entre las tropas aqueas que participaron en la guerra de Troya había un heraldo, de nombre Esténtor, con una capacidad extraordinaria para gritar. En la “Ilíada”, Homero refiere que gritaba “tanto como 50 hombres juntos” y que su virtud acabó por ofender a Hermes, quien le desafía a un duelo de gritos en el que muere “reventado como un sapo”.

Si existe una característica común a los hombres, esa es la de gritar. Toda la humanidad, a lo largo de su existencia, ha gritado, pero no siempre con el mismo sentido: “Ubicándonos en distintos momentos y lugares nos podemos dar cuenta que hay una variación en el sentido en que se entiende el acto de gritar”, dice la antropóloga Ana Lidia M. Domínguez Ruiz, quien se ha embarcado en un viaje inédito, y a la vez fascinante, el de escribir una historia del alarido, de la voz en su más alta frecuencia.

Una historia cultural del grito” (Taurus, 2022) estudia esa expresión humana en las diferentes acepciones que se le han ido asignando: a través de cinco capítulos se le ve en su condición primigenia, afectiva, como necesidad, en su dimensión telefónica y como una fuerza que es inherente al hombre, porque, como dice la autora: naciendo adquirimos el derecho “no solamente de pronunciarnos con la voz, sino de alzar la voz”.

Domínguez se interesó por el tema después de presenciar una discusión acalorada entre un grupo de alumnos y su profesora; investigando se topó con el uso militar que el grito ha tenido: desde el “Alalalai!” de los macedonios, el “hurra” de los mongoles o el “banzai” de los japoneses. A pesar de sus usos, el grito, sin embargo, conserva en la actualidad "una idea negativa, cuando empecé mi proyecto me decían que porqué hablaba de ello, justamente cuando hay mucho ruido, y esa es una de las acepciones del grito, pero también cuando estamos en medio de un contexto violento, por qué hablar de esta cosa que conserva estos dos valores negativos”.

Una de las líneas que aborda el libro es la relación del grito con lo público. La autora afirma que, sobre todo en el contexto político actual, gritar “nos permite hacer comunidad, las protestas son ruidosas en ese sentido y una de las maneras en las que se hace un cuerpo colectivo es a través de la voz y, específicamente, a través del grito que se eleva en conjunto como una manera de decir: ‘esto no nos parece’, como una manera de protestar, de hacer público y notorio algo”.

En ese sentido, agrega, Domínguez invita a gritar: “Este libro está totalmente a favor de una reivindicación del grito porque a veces es necesario hacerlo, a veces es necesario cortar el silencio que uno guarda, dejar de callar las cosas para gritarlas a los cuatro vientos, para que los demás escuchen ya no para que se escuche la petición sino la exigencia de las causas, por eso es que el grito es un fenómeno que está estrechamente relacionado con la vida pública, con la vida colectiva y con la vida política históricamente”.

  • El grito está presente como energía primordial, en el origen de muchas ideas y prácticas 
  • También es un gesto vocal que exterioriza una energía interna proyectada sobre el otro
  • El grito también es una manifestación de poder, porque se posee la fuerza para hacerlo.

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