Acompañado de tres cámaras, durante “una tarde casual”, el artista Pepx Romero llevó a cabo el performance, en el que lamió y besó 30 piezas arqueológicas, después de hackear los sistemas de seguridad del Museo Nacional de Antropología. “Realmente la seguridad suele ser nula, desde hace algunos años que yo realizo visitas al museo he podido observar esta situación”, contó a El Heraldo de México.
Romero explicó que la acción fue realizada para transmitirse en el Festival Ceremonia y que forma parte de su proyecto Mexique boutique de décoratión, iniciado en 2019. Tras la viralización de su trabajo, afirmó que cuenta “con un equipo legal”, que le respalda y que ya ha entrado en conversación con las autoridades culturales, aunque no especificó con cuáles y en qué términos; mientras, el INAH insistió en que no otorgó autorización al artista para realizar el performance.
Para el antropólogo Bolfy Cottom, especialista en legislación del patrimonio, la acción de Romero habla de “la crisis y el debilitamiento de las instituciones culturales”, quienes han “disminuido considerablemente el número de trabajadores” y el caso debe generar dos denuncias: una judicial y otra administrativa para demostrar “quién o quiénes son los responsables del descuido y para fincar responsabilidades en ese sentido”.
Diego Prieto, director del INAH, informó que no hay delito que perseguir, ni mala conducta de parte de los funcionarios ni guardias; además, sólo se multará al artista por reproducción no autorizada y dijo que hay 65 elementos de seguridad.
Para Romero, su acción es “una crítica jocosa y reivindicativa de la situación que estamos viviendo actualmente, porque en este año se han realizado más de tres subastas frente a nuestros ojos y no hemos podido hacer nada. No existe un daño, todo fue una acción de amor, un beso y tenía que ser un beso francés”, dijo.
PAL