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Como historiador, jamás me voy a retractar: Pedro Salmerón

El historiador regresa al debate público con "La batalla por Tenochtitlán", con el que ofrece argumentos para negar la conquista de México

CULTURA

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El historiador no se anda con ambages Foto: Especial

“La lección es que jamás me voy a retractar como historiador cuando creo que tengo la razón”, dice Pedro Salmerón (Coatzacoalcos, 1971) sobre el aprendizaje que le dejó su polémico paso por el INEHRM. Con esa misma convicción, el también militante de la izquierda mexicana, está de regreso en el debate público para negar ahora la versión de que los españoles sojuzgaron a todos los mexicanos: “Quitemónos la idea de que somos conquistados, la idea de Conquista de México”, afirma.  

Recientemente nombrado director del Museo Regional de Guadalajara, el historiador publica –bajo el sello del Fondo de Cultura Económica (FCE)– “La batalla por Tenochtitlan”, en donde desmenuza los acontecimientos que suscitaron la caída del imperio azteca, a partir de las fuentes historiográficas existentes. Para Salmerón, la idea de conquista fue un invento de Hernán Cortés y esa versión, fue retomada por el PRI varios siglos después para afianzar su permanencia en el poder.

El historiador no se anda con ambages: arremete, igualmente, contra el mestizaje y la versión de Octavio Paz de que los mexicanos “somos hijos de la chingada”, o contra la “visión de los vencidos” que divulgó Miguel León-Portilla. Al final, afirma, terminar con el pensamiento avasallador que conserva el mexicano, le permitirá reconocer su pluriculturalidad, tanto racial como ideológica.

-Si no hubo conquista, ¿qué hubo?

“Me gusta definirlo como lo hace Luis Fernando Granados, quien habla de los hechos que ocurrieron de 1517 a 1550: la ilusión española y la guerra mesoamericana, y cómo dentro de esta guerra hay una parte más pequeña, más espectacular por la forma en la que la hemos visualizado, que es la batalla por Tenochtitlan, que ocurre de mayo de 1520 a agosto de 1521”.

-¿A quién convino el discurso de la conquista?

“Primero que nada a Cortés, porque en sus “Cartas de relación” al emperador Carlos –la segunda y la tercera, porque la primera se perdió– se inventa la idea de que aquí hay una especie de imperio equiparable al europeo, de que en lo que después se llamó Mesoamérica había una especie de monarquía territorial que dominaba y que, por lo tanto, su derrota le daba a Cortés y a la corona española, la legitimidad para sojuzgar toda la América septentrional, toda la América del norte.

“El primero que se inventa la idea de que la caída de México-Tenochtitlan implica la conquista de toda Mesoamérica es Cortés y es un argumento falso: de hecho, las guerras en el norte, la llamada Guerra del Mixtón, en los límites de Jalisco y Zacatecas, termina más o menos en 1550; la ocupación o el sometimiento de la última ciudad maya, en Yucatán, se produce hasta 1697; y hay regiones, dentro de Mesoamérica y sus límites, como en la Sierra Gorda de Querétaro, la sierra del Nayar, el actual Quintana Roo o los Altos de Chiapas, que nunca se someten militarmente por los españoles.

“La derrota militar de México-Tenochtitlan no implica la conquista de México ni mucho menos el discurso de que los españoles vinieron y nos conquistaron. ¿Por qué entonces nos asumimos como conquistados?, por el discurso nacionalista del siglo XIX y del PRI que centralizó todo en México-Tenochtitlan, que compró el cuento de Hernán Cortés y lo repitió”.

-¿En qué nos beneficiaría cambiar el discurso?

“Primero que nada en la aceptación de la pluralidad. En el siglo XIX, en toda Europa, en Estados Unidos, en América Latina, hay un discurso que identifica al Estado nación con la raza, la religión, la lengua, la frontera y con nosotros, se construye la idea de que México es una nación mestiza. La raza es la raza mestiza, de mexica y español. Cuando yo pregunto a mis alumnos quiénes son descendientes de mexica y españoles, levantan la mano casi todos y no es verdad: los mexicas son una mínima parte de los nahuas y los nahuas son una pequeña parte de los indígenas mesoamericanos.

“Dejar de pensar que somos conquistados e hijos de la chingada, como dice Octavio Paz en “El laberinto de la soledad”, y como dice la ideología priista, es pensar primero que somo un país plural, pluriétnico, plurilingüístico y nos ayudará a entender otras pluralidades como la sexual, la ideológica, la religiosa, es avanzar hacia esa comprensión y ser mucho menos excluyentes, menos racistas, menos machistas, clasistas, homofóbicos, menos discriminadores, que son características que esa idea centralizadora de lo mexicano nos metió en la cabeza”.

-¿Cuánto desdén y desprecio hacia lo originario ves en el discurso de la conquista?

“Si leemos la ideología de lo mexicano que construyen autores como Emilio Uranga, Leopoldo Zea, Jorge Portilla, en los años 40 del siglo XX y a la que le da su forma literaria más acabada Octavio Paz, que con claridad toma como discurso ideológico el partido gobernante después de 1947, lo que hay es la idea de que el pueblo mexicano es uno solo, oscilante, inestable, sumiso, flojo, una serie de categorías brutales, devastadoras, basadas en esta tontería del mestizaje y de que somos conquistados y de que por lo tanto, necesitamos un gobierno fuerte y autoritario que nos diga qué hacer porque nosotros no sabemos".

-¿Qué opinas de la idea de reivindicar a Cortés que plantean autores como Duverger?

“Está visión de Cortés como liberador  se basa en la fe religiosa que inventan los frailes en el siglo XVII, quienes están totalmente convencidos de que existe un solo dios, una sola verdadera religión y una sola forma verdadera de adorar al verdadero dios. En esa convicción, propia del siglo XVI, están también convencidos de que Huitzilopochtli es el diablo, y de que no es que tuvieran una falsa religión sino que era satánica, diabólica, y que con la llegada de los españoles, liberan a los mesoamericanos de esa terrible fe diabólica y les permiten salvar su alma. Cuando se repiten esas tonterías, se plantea el pensamiento dogmático del catolicismo del siglo XVI y no de un hombre racional del siglo XXI”.

-¿Sigue faltando una verdadera historia desde los vencidos, es posible?

“No hay fuentes de los vencidos, ¿cómo podemos reconstruir el pensamiento?, de otras maneras, pero con fuentes directas no. No hay fuentes que cuenten el pensamiento de Cuauhtémoc, su estrategia militar, las razones tlatelolcas para nunca rendirse, las razones de poblaciones mixtecas que a pesar de la derrota nunca abandonaron la alianza con Tenochtitlan; no hay ninguna fuente que nos diga eso. No hay una visión de los vencidos de la derrota militar de México-Tenochtitlan”.

-Ahora tienes una nueva encomienda en el Museo Regional de Guadalajara..

“Durante 25 años me he dedicado profesionalmente a la investigación, la docencia y la difusión de la historia, lo que estoy haciendo regresando al INAH, donde ya trabajé en el pasado, es recuperar mi trabajo de siempre. No es para nada un encargo político ni nada por el estilo, de hecho es un cargo de historiador”.

-¿Te dejo alguna lección el episodio en el INEHRM?

“Claro, la lección es que jamás me voy a retractar como historiador cuando creo que tengo la razón. La lección es que yo soy historiador. Si volviera a pasar, volvería a hacer exactamente lo mismo que hice”. 

Por: Luis Carlos Sánchez 

dhfm