Una de las mayores catástrofes en la historia de la música popular. Los cantantes Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper fallecieron tras el desplome de la avioneta donde viajaban sobre el estado de Iowa en los Estados Unidos.
Los tres artistas eran estrellas consagradas del rock and roll. El accidente se produjo durante la gira Winter Dance Party, encabezada desde el principio por Holly y a la que los otros dos cantantes se unieron sobre la marcha.
Los grandes trayectos que tenían que recorrer entre las presentaciones hicieron mella en los músicos, quienes presentaron gripe y congelamiento.
Después de culminar la presentación en Clear Lake, Iowa, Buddy Holly decidió rentar un avión que los llevaría a su próxima parada: Moorhead, Minnesota. Holly, Big Bopper, quien padecía de gripe, y Ritchie Valens (de ascendencia mexicana) abordaron la aeronave la tarde del 3 de febrero de 1959.
Minutos después del despegue y ante condiciones climáticas muy adversas, como intensas nevadas, el piloto del avión perdió el control del Breechcraft Bonanza y se impactó en un campo de maíz. Ningún tripulante logró quedar con vida.
Legado
Ese trágico día se conoce como el 'Día en que murió la música' por la línea de la canción 'American Pie', en la que Don McLean rinde homenaje a los cantantes.
En la actualidad, Buddy Holly es reconocido como uno de los precursores del rock debido a sus composiciones y la influencia que tuvo entre distintas agrupaciones, entre ellas The Beatles y The Rolling Stones.
Por su parte, Ritchie Valens abrió la puerta para que músicos hispanos se hicieran un lugar dentro de la música estadounidense. Algo que fue aprovechado por el guitarrista Carlos Santana y el baterista Fito de la Parra, de la banda Canned Heat.
Por Rodrigo Castillo.