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Cuando el agua no llega: El estrés silencioso de las familias mexicanas

La escasez de agua en la Ciudad de México provoca problemas como estrés y daños a la salud mental de la población.

Cuando el agua no llega: El estrés silencioso de las familias mexicanas
La sequía en México puede provocar problemas en la salud mental Foto: Freepik

En México, la escasez de agua es un problema creciente que no solo afecta la salud física y el bienestar económico, sino también la estabilidad emocional de las familias. Este fenómeno, que se agrava con el cambio climático y la mala gestión de recursos hídricos, está generando una crisis silenciosa pero devastadora en muchas comunidades del país.

La Organización de las Naciones Unidas ha señalado que la escasez de agua se manifiesta cuando la demanda supera los recursos disponibles durante un período determinado, o cuando su uso está restringido por la baja calidad del agua. En México, muchas familias enfrentan la incertidumbre diaria sobre si tendrán acceso a suficiente agua para sus necesidades básicas, lo que genera un estado constante de estrés y ansiedad.

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Durante años, el problema de la escasez de agua ha afectado mayormente a solo un sector de la población mexicana. Sin embargo, en este año, debido a la mala distribución y al cambio climático, se ha visto una mayor afectación en toda la población en general, convirtiéndose en una preocupación adicional a todas las que las familias ya enfrentan.

El impacto emocional de esta situación es profundo. La falta de agua provoca que las familias vivan en un estado de alerta constante, preocupándose por el suministro diario y las implicaciones de salud que conlleva el consumo de agua no segura. Este estrés crónico puede llevar a problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, y afecta de manera desproporcionada a las mujeres y los niños, quienes suelen ser los más afectados por la carga de buscar y administrar el agua.

La escasez de agua en México es un problema que sigue teniendo impactos en la población.
La escasez de agua en México es un problema que sigue teniendo impactos en la población.
Créditos: Freepik

Según un informe de ONU-Hábitat, la escasez de agua no solo se trata de la falta física de este recurso, sino también de su distribución desigual y la falta de infraestructuras adecuadas para garantizar el acceso equitativo. Este problema estructural agrava las tensiones en las comunidades y puede llevar a conflictos locales por el control y uso del agua disponible.

Una nueva preocupación que enfrentan las familias es la incertidumbre sobre si el agua llegará durante la noche. Muchas veces, el suministro de agua es intermitente y las familias deben estar alerta, esperando a que el agua caiga en la madrugada para poder llenar los recipientes y tener suficiente para el día siguiente. Esta expectativa constante crea un ciclo de estrés y preocupación que impacta negativamente su bienestar emocional.

Esta problemática se ha convertido en una nueva realidad que debemos enfrentar. Si no se produce un cambio radical en la gestión de los recursos hídricos y en la adaptación al cambio climático, es probable que la escasez de agua sea una constante en nuestras vidas a partir de ahora. Es crucial que tanto las autoridades como la sociedad en general reconozcan la gravedad de esta situación y trabajen en conjunto para encontrar soluciones sostenibles.

El estrés emocional relacionado con la escasez de agua también se refleja en las dinámicas familiares. Las discusiones sobre cómo racionar el agua, qué medidas tomar para garantizar su calidad y las preocupaciones sobre las enfermedades transmitidas por el agua contaminada son temas recurrentes que deterioran las relaciones familiares y aumentan el sentimiento de inseguridad. El impacto de la escasez de agua en la salud mental es un aspecto que requiere mayor atención en las políticas públicas y en las estrategias de gestión del agua.

En conclusión, la falta de agua en México es una crisis multifacética que afecta profundamente la estabilidad emocional de las familias. Si no se abordan estas dimensiones emocionales, las comunidades seguirán enfrentando un futuro incierto y desgarrador. Es imprescindible reconocer la urgencia de esta situación y trabajar juntos para construir un mañana donde el acceso al agua sea un derecho garantizado, y las familias puedan vivir con la tranquilidad y dignidad que merecen.

XG

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