EN LAS SERIES

Buen gusto o mal gusto con las tendencias desde Netflix

A veces, la línea entre estos dos conceptos es tan delgada y subjetiva como la belleza

TENDENCIAS

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A veces, la línea entre estos dos conceptos es tan delgada y subjetiva como la belleza (Foto: Especial) Créditos: Foto: Especial

¿Alguna vez te has preguntado cómo nacen las tendencias de moda?

Probablemente tendrás muchas respuestas válidas…. Pero lo cierto es que la moda es un fenómeno social que refleja quiénes somos, en un contexto cultural, social o económico; como si se tratase de un termómetro que mide la sensibilidad de una cultura.

Y hoy día, en la era digital, su difusión, no sólo está sujeta a la publicidad convencional: las revistas, catálogos y campañas. Adicional a las redes sociales, el cine y la televisión se han convertido en una de las plataformas más importantes, no sólo como publicidad, sino también como fuente de inspiración para todos los que amamos la moda.

Lo cierto es que una parte importante de una historia es el concepto creativo de la misma y por supuesto lo que llevan puesto los personajes. ¡Nos fascina ver ropa!, de todos colores, estampados y formas, especialmente después de haber vivido en pijamas y chanclas por meses a consecuencia del confinamiento covidiano.

Y la más reciente serie fashionista de Netflix ha cautivado nuestra atención, pero también, ha desatado polémica entre los críticos. Por su puesto estamos hablando de Emily in Paris que con sus looks un tanto “kitsch”, pone sobre la mesa un tema incómodo y tan poco debatido entre los conocedores de moda. Porque cuando de estilo se trata, a veces la línea entre buen gusto y mal gusto es tan delgada y subjetiva como la belleza.

Emily Cooper, el personaje causante de la controversia se encuentra en una encrucijada. ¿Chic o no chic? No estamos hablando de la ropa en si, porque obviamente hay muchas piezas que son objeto de deseo, como el look inspirado en Audrey Hepburn en donde lleva un “Little Black Dress” de Christian Siriano, zapatos Christian Louboutin y un bolso Rosantica; o el vestido blanco de Stéphanie Rolland, ¡un sueño!, o la chamarra oversized Chanel en color verde, que feliz me pondría con unos jeans.

Es más bien la forma en cómo combina las prendas lo que hace de sus looks una propuesta un poco caricaturesca, ya que se aleja por completo de lo que para una mujer parisina significa ser “chic”.

Por lo general las francesas invierten en piezas clásicas y atemporales, pueden ser súper caras, pero no necesariamente lo anuncian. Gustan de poco maquillaje y peinados desenfadados, “Au naturel”. Pensemos en Caroline de Maigret, por ejemplo, que domina el “Effortless Beauty”, mientras que la señorita Cooper no deja nada al natural, lleva demasiados elementos, accesorios y ama los peinados rígidos.

Ahora bien, estoy segura de que Patricia Field, la mente maestra detrás de la imagen de nuestra protagonista, también creadora de la icónica Carrie Bradshaw de Sex and the City, The Devil Wears Prada y Gossip Girl, sabe muy bien lo que hace, ¡cuestionar nuestra percepción de estilo!

No hay que olvidar, que cuando Carrie salía por primera vez con sus looks disfuncionales muchos pensábamos que carecían de elocuencia y buen gusto. Y años más tarde su estilo se convirtió en la tendencia más disruptiva, influenciando el estilismo editorial y animándonos a combinar nuestra ropa de una forma más fresa. Porque cuando se trata de moda, hay que saber divertirse, experimentar y echar mano de la imaginación.

Y como dice Patricia Field, ponerte las cosas que tienes en tu closet como nunca antes lo habías hecho y si te encuentras pensando “estas prendas no van juntas”, estás en el camino correcto.

POR LUISA PEÑA
@LUISAPENA.MX

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