De acuerdo con una investigación realizada por los científicos de la Fundación Charles Darwin, junto a diversas Universidades como la Europea de Madrid, la Dirección del Parque Nacional de Galápagos y el Centro de Investigación en Sanidad Animal, las famosas y emblemáticas tortugas gigantes oriundas de Galápagos han desarrollado infecciones con bacterias que generan resistencia a diferentes tipos de antibióticos.
Según los expertos, encontraron Genes Resistentes a los Antimicrobianos (ARG por sus siglas en inglés), lo cual significa que los antibióticos de uso veterinario a los cuales son capaces de resistir las bacterias dentro de las tortugas incluyen la penicilina, oxitetraciclina, gentamicina, eritromicina y estreptomicina.
Esto se debería en gran parte a la constante exposición de las tortugas a zonas con afluencia humana y el tipo de alimentos que consumen, pues incluso llegan tomar agua contaminada, comer plástico, desechos o comida para ganado, específicamente vacuno dentro de granjas.
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Según indica el estudio, los ejemplares que viven alejados de asentamientos humanos no tienen los mismos problemas; al contrario, son menos propensas a tener este tipo de afecciones debido a que su alimentación es básicamente de productos naturales.
Esto podría afectar la salud de las personas que interactúan con estos animales, pues las infecciones de las tortugas pueden encontrar ‘hospedaje’ y atacar el sistema inmune.
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El porcentaje de ejemplares infectados suma el 34 por ciento de la población de tortugas en la zona, por lo que los expertos consideran fundamental continuar con estudios entre las especies originarias de Galápagos, para comprender mejor cómo se propagan estas bacterias resistentes y buscar soluciones a una crisis global que amenaza la salud de personas y animales.
También buscarán que los antibióticos sean más fuertes, pues si dejan de ser efectivos, la humanidad podría enfrentar una crisis de salud pública sumamente complicada.