HÁBITOS PARA DORMIR

¡No eres flojo! El gusto por tomar siestas está en tus genes, revela estudio

Si eres a los que les da “mal del puerco” entonces debes saber que las ganas de tomar siestas podría ser parte de tu herencia genética

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La cantidad de siestas que necesita una personas podría estar determinada por la genética. Foto: Pxhere Créditos: Foto: Pxhere

Algunas personas experimentan una gran necesidad de dormir luego de comer, mientras que otras no necesitan de tomar siestas para poder recuperarse y la razón la explicaría un estudio en el que se señala a la genética como responsable de frecuencia con la que algunos duermen

El estudio realizado por científicos del Massachusetts General Hospital (MGH) en coordinación con la Harvard Medical School e investigadores de la Universidad de Murcia en España, arrojó como resultado que la genética está relacionada con las horas de sueño de las personas. 

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Hay algunas personas que necesitan realizar cierta cantidad de siestas durante el día para poder reponerse, aunque hay otras que aunque lo intentan no lo logran y otras más que no necesitan estas pequeñas horas de sueño para continuar con sus actividades

¿Siestas dependen de la genética? 

De acuerdo con los investigadores, se encontraron 123 regiones del genoma humano que están asociados con poder conciliar el sueño durante el día, lo que también respondería por qué para algunos resulta beneficioso y para otros no. 

"Este estudio sugiere que en el futuro quizás se puedan establecer recomendaciones personalizadas sobre si dormir o no siesta; y sobre la frecuencia o la duración, en función de la genética del individuo”, señala la profesora de Fisiología Marta Garaulet. 

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Para el estudio se realizaron estudios genéticos analizando el ADN de miles de personas usando los datos del UK Biobank. Además, a los participantes se les preguntó con qué frecuencia toman una siesta. 

Con ello se logró dividirlos en tres grupos entre aquellas personas con predisposición al sueño genéticamente y que requieren de mayor descanso. El segundo en las que no consiguen dormir bien durante la noche y deben tomar siestas en la tarde; el tercero con aquellos “madrugadores” que al despertarse temprano requieren de siestas para reponerse.