Dos de los eventos astronómicos más importantes de este año sucederán la próxima semana, durante los últimos días del mes. Será el 26 de mayo cuando, además de la Luna de Sangre (un eclipse lunar total), podremos ver la “luna de flores”, un fenómeno que podrá observarse en todo el mundo y que coincide con la primavera boreal.
Luna de Sangre
Los eclipses de luna ocurren cuando la Tierra se interpone entre el Sol y este satélite, lo que provoca una sombra en donde la Luna se oscurece y parece desaparecer por un momento. A pesar de lo común que podría parecer, este fenómeno ocurre únicamente cuando los tres objetos están alineados. El nombre de este evento se debe al color rojo es producto de la refracción de los rayos solares en las partículas de polvo presentes en la atmósfera.
De acuerdo con los mayas, el eclipse representa el fin de un ciclo y la energía del Sol con la Luna influye en la conexión con el interior, además de en la purificación de los instintos. Se calcula que el evento pueda observarse a partir de las 8:48 UTC, la zona que corresponde a América, el Pacífico y el este de Oceanía, cuando inicie la penumbra. El eclipse se verá de manera parcial a las 9:45 y se calcula que el eclipse total pueda verse de las 11:11 a las 11:26.
Superluna de Flores
La superluna de mayo ocurre gracias a que el satélite se encuentra en el punto más cercano a la Tierra, fenómeno que coincide con la primavera, época reconocida por el nacimiento de nuevas flores en el hemisferio norte, zona en la que se verá con mayor esplendor. El fenómeno se podrá ver también el 26 de mayo. Esta será la segunda superluna del año, lo que significa que será una luna llena más grande que el promedio. El fenómeno del próximo miércoles mostrará la luna más grande de todo el 2021.
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¿Cómo ver estos fenómenos?
Para poder observarlos no será necesario el uso de algún equipo especial o profesional, bastará con levantar la vista y apreciar la luna. Sin embargo, la nitidez del momento dependerá de qué tan despejado esté el cielo. Se recomienda acudir a zonas con niveles bajos de contaminación lumínica, como playas, zonas rurales o los puntos más elevados de la ciudad.
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