El ex secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos fue detenido el jueves 15 de octubre en el aeropuerto de Los Ángeles, California. Se le detuvo por los presuntos ilícitos de narcotráfico y lavado de dinero.
El ejército mexicano siempre ha sido presentado como una institución incorruptible o, al menos, menos corruptible que otros brazos armados del Estado mexicano. La detención del general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa del sexenio pasado, es un duro golpe para la credibilidad del Ejército y para la confianza del pueblo mexicano en esta institución. Cienfuegos es el militar mexicano de más alto rango detenido en Estados Unidos, y está acusado de cargos relacionados con tráfico de drogas, de lavado de dinero, y de protección al cártel H-2 (un grupo criminal que tiene su base en Nayarit).
La captura de Salvador Cienfuegos, realizada el jueves 16 de octubre en Los Ángeles a petición de la estadounidense Agencia para el Control de Drogas (DEA) afectará a múltiples asuntos internos y también a la relación bilateral con Estados Unidos. Lo que todavía no está claro es a quién beneficia este movimiento unilateral de Estados Unidos.
Los primeros que reciben otro duro golpe son el PAN y el PRI, pues esta detención se suma a la larga lista de actos de corrupción y de alianzas con el narcotráfico que hizo “la mafia del poder”. Si se confirman los lazos de Cienfuegos con el narco, sería una prueba más de que la lucha contra el narcotráfico que inició Calderón y que continuó Peña Nieto nunca estuvo dirigida a acabar con el crimen organizado. Una prueba más de que en México la corrupción está presente en los niveles más altos del gobierno. Una prueba más de que quizá el término “narcogobierno” no es tan exagerado.
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En estricto sentido, otra prueba de que los gobiernos anteriores eran profundamente corruptos debería beneficiar al presidente López Obrador y a su lucha anticorrupción. Sin embargo, a estas alturas, prácticamente ningún mexicano defiende la honestidad de los gobiernos anteriores, y una prueba más no aumenta la indignación que sienten miles de mexicanos. Además, sabemos que la detención del general no fue un operativo en el que México haya participado, aunque tampoco hay que desmeritar la actitud del gobierno que claramente ha permitido que se juzguen a políticos y a funcionarios de alto rango, algo impensable en otras administraciones.
Dada esta situación, la detención de Cienfuegos podría ser negativa para el Gobierno, pues el presidente López Obrador ha señalado a los militares como la base de su plan de seguridad. La Guardia Nacional, formada por miembros de las Fuerzas Armadas, es una de las nuevas instituciones que el presidente más ha impulsado y defendido ante las críticas. La detención de Cienfuegos vuelve a traer a la discusión pública los inminentes riesgos que trae consigo la militarización del país que ha estado impulsando el presidente López Obrador.
AMLO ha dejado los problemas de seguridad nacional en manos del Ejército, y esta detención pone en evidencia que quizá la confianza en esta institución es excesiva y puede resultar peligrosa. Los militares de ese rango eran prácticamente intocables, y una detención de esta magnitud tiene un peso simbólico fuerte que afecta al Ejército como institución.
Por último, no queda claro que el gobierno de Estados Unidos gane algo específico con esta captura sobre la que no notificó previamente al gobierno mexicano. Pero, indiscutiblemente, es una prueba de que están dispuestos a actuar unilateralmente y de que han perdido mucha confianza en el gobierno mexicano. Hasta dónde llega el proceso del general Salvador Cienfuegos está por verse; lo que es indiscutible es que esta es una detención histórica que refleja un país en crisis y que tendrá consecuencias nacionales e internacionales.
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