El gabinete del presidente Donald Trump está en medio de un escándalo político derivado de lo que podría describirse como un error cometido por inexperiencia de sus propios antecedentes. O de ineptitud, como afirman los críticos.
La equivocación más reciente se refiere a la seguridad nacional y es una que los demócratas no pueden menos que recibir con gusto.
Pero el error, y su secuela de debate, cuestionamiento y escándalo, es señal de problemas mayores. De hecho, ya ha sido criticado por haber elegido colaboradores más por lealtad que por su capacidad o su experiencia.
El escándalo del día estalló luego de que el periodista Jeffrey Goldberg, de la revista The Atlantic, publicara que recibió por adelantado información confidencial sobre un ataque a los hutíes en Yemen.
La información estaba contenida en un chat que incluía a una docena de funcionarios, incluso el vicepresidente JD Vance, el Secretario de Defensa Peter Hegseth y al Consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz. Pero la conversación grupal ocurrió en la plataforma comercial Signal, contra todas las reglas de seguridad.
La inclusión de Goldberg en el chat fue un error, propiciado por la similitud de sus iniciales con las de un funcionario. Pero no fue el único y quizá haya sido el menos grave.
Goldberg no usó la información antes de que ocurriera pero luego relató el hecho para poner de relieve lo que algunos en Washington califican como grave descuido, otros como señal de ineptitud y los partidarios de Trump como una tempestad en un vaso de agua.
De creer a Drudge Report, el gobierno del presidente Trump protagoniza literalmente "La Hora de los Aficionados", con errores constantes, infantiles casi, desde despidos y recortes presupuestales detenidos por órdenes judiciales hasta la abolición de servicios de emergencia y de ayuda.
Y el régimen Trump comenzó hace apenas dos meses. En el caso de la conversación "confidencial", según funcionarios involucrados y los portavoces de la Casa Blanca, no hubo información secreta en la conversación.
Pero había un avance de como se realizarían los bombardeos y luego de los resultados.
Los intentos de restarle importancia a lo que se considera como un problema de seguridad tienen otro ángulo que no deja de ser señalado por demócratas y medios: la mayoría de los implicados participó en los ataques y aún demandas de renuncia contra Hillary Clinton, hace 10 años, por haber usado un "servidor" personal para manejar su correspondencia electrónica como secretaria de Estado. Hoy cometieron un pecado por lo menos similar, y no ayuda a la imagen interna, ni externa, de su gobierno.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
MAAZ