De acuerdo al CONEVAL, alrededor de 19.5 millones de niñas, niños y adolescentes viven en hogares en condición de pobreza. Sin embargo, además de la que se refiere a los ingresos, hay otra pobreza que afecta directamente a las niñas y adolescentes. De esta pobreza poco se habla y se mide, y se hace aún menos.
Hace algunos años, la ONU acuñó el concepto pobreza menstrual para referirse a la carencia económica para comprar los insumos necesarios para gestionar el periodo menstrual, así como la falta de educación sobre el tema y la falta de acceso a instalaciones adecuadas como inodoros y agua corriente y de gestión de residuos.
Desde Fundación Femmex y Mexicanos Primero, hemos querido hablar de la menstruación desde la perspectiva escolar por su relevancia y porque si no está correctamente gestionada, puede ser un detonante para que las estudiantes no asistan a la escuela, no aprendan adecuadamente o no participen en su escuela. Está documentado que el miedo a manchar su ropa, la prevalencia de estigmas y tabúes, la carencia de insumos y la falta de agua e instalaciones adecuadas, son razones por las que niñas, adolescentes y jóvenes se ausentan de la escuela o no la aprovechan plenamente durante los días que menstrúan, y esto aumenta el riesgo de abandonarla.
En cuanto a la educación, reconocemos que los materiales oficiales son cada vez más completos, adecuados y oportunos; sin embargo, es importante considerar que la educación no se limita a los libros de texto, ya que es necesario el correcto manejo del tema en el aula por parte de maestras y maestros que necesitan formarse para aproximarse correctamente a este tema que también necesita reforzarse en casa con apertura, información, resolución de dudas e inquietudes y, principalmente, el apoyo de la familia.
De acuerdo a una encuesta realizada por UNICEF en México, el 20% de las encuestadas alguna vez ha faltado a la escuela por tener la menstruación y el 30% llega a usar papel higiénico en lugar de toallas y, aunque respecto a la gratuidad de insumos son cada vez más los estados que se suman a considerar en sus leyes la entrega de productos de gestión menstrual, es necesario que dichas entregas se realicen con perspectiva de género, es decir que sean repartidos con una estrategia que no exponga ni incomode a las estudiantes, atienda sus contextos, usos y costumbres.
Uno de los más grandes retos para vencer la pobreza menstrual está en la infraestructura educativa y los servicios en las escuelas. Según MEJOREDU, el 23.6% del total de escuelas y planteles no tienen agua (es decir más de 56 mil escuelas). Del total de escuelas y planteles el 2.5% no dispone de servicios sanitarios.
Para que esto se resuelva es necesaria la coordinación de los tres niveles de gobierno ya que en el tema de infraestructura y servicios convergen obligaciones y facultades de las autoridades municipales, estatales y federales, principalmente en lo que se refiere a agua y drenaje. Seguiremos haciendo llamados puntuales para resolver esto entre todas y todos.
En el marco de reflexiones del mes de la mujer, exhortamos a tomadores de decisiones, a docentes y directivos, y a todas las personas en general, a reconocer lo relevante que resulta poner el tema de la menstruación en la escuela para seguir acortando brechas de desigualdad por género y alcanzar una educación con equidad.
POR ARTEMISA BELMONTE Y JENY FARÍAS
Artemisa Belmonte/Fundación Femmex
Jeny Farías / Mexicanos Primero
MAAZ