Envío diplomático

La Tentación de la Presidencia Imperial

Un país surgido de su rebelión anticolonial y que se dotó de voz y voto en cada una de sus colonias, lo que daría paso a la estructura federal; igualmente

La Tentación de la Presidencia Imperial
David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Hace unos días me referí a las oscuras sombras que la presidencia Trump supone para el mundo. Poco referí de la tercera, porque las dos primeras son temas que pueden llegar a una mesa de negociación, incluso de forma desigual, pero discutirse, al fin y al cabo. Sin embargo, la contradicción que supone el ser una nación democrática y debatirse al mismo tiempo en ambiciones imperiales, es un tema de nula injerencia de terceras partes, al menos externas a Estados Unidos.

Un país surgido de su rebelión anticolonial y que se dotó de voz y voto en cada una de sus colonias, lo que daría paso a la estructura federal; igualmente como parte de esa revolución la igualdad de clase se determinaría al paso del tiempo por el valor económico de los ciudadanos, pero no por su pertenencia a la nobleza, igualdad que dio paso al acceso al poder político de cualquiera. Todo lo cual vis a vis Europa fue de enorme contraste, pues ahí la igualdad apenas iba en camino mediante la Revolución Francesa, contenida por el resto de Europa en forma de monarquías.

En ese proceso de formación los valores comunes fueron los de la cristiandad, esencialmente en sus variantes protestantes; lo que daría paso a referencias religiosas politizadas, como “In God we trust”. Esa moral religiosa expresada públicamente determinó uno de los aspectos más representativos del pensamiento político americano y bueno, como toda religión monoteísta, su absolutismo expansivo determinaría mucho de la idiosincrasia estadounidense. Como buen pueblo elegido, la intolerancia y las ganas de superioridad están en su psique.

Así, allegarse el derecho y responsabilidad de velar por el resto del mundo, asumirse herederos de la “mission civilisatrice” de Napoleón III sin declararlo, o simplemente colonizar sin reconocerlo, se convirtió en espacio de acción para varios presidentes de Estados Unidos.

Pero, si algunos casos como la intención de la apropiación completa de México, el Tratado Maclean-Ocampo o el Tratado de Versalles no llegaron a su realización, fue por la oposición de su poder legislativo. El ejercicio del balance de poder entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial es la columna vertebral del ejercicio democrático de países como Estados Unidos. No hay en ello bondad o generosidad alguna, la fórmula apuesta por el balance entre poderes para evitar el poder absoluto de alguien o de algunos.

Por ello, las victorias abrumadoras siempre son un riesgo a la democracia, pues se impone el criterio de una mayoría coyuntural por sobre el resto de la sociedad. Ahí es en donde la ideología contribuye a la argumentación triunfalista que justifica la acción abrumadora.

Arthur M. Schlesinger jr. publicó en 1973 “La Presidencia Imperial”, en plena crisis política ocasionada por Nixon, epítome del exceso en el ejercicio del poder y que en su manejo de las facultades legales constitucionales, terminó por rebasarlas afectando el espíritu de la democracia para tornarse en imperial, justo lo que en su día siglos antes dio pie a la revolución americana contra la corona inglesa.

Schlesinger analizó la trayectoria de diversas gestiones y ubicó cómo en gran medida fueron las crisis de seguridad las que justificaron el exceso presidencial en la toma de decisiones, algunas afortunadas como Lincoln o Roosevelt, otras contradictorias como McKinley y el propio Nixon, pero todas ellas en camino a constituir una presidencia imperial a la que el sistema de balances concediera victoria en nombre del superior Interés Nacional.

Esa  es la sombra que prevalece en la presidencia de Trump, la posibilidad de circunvalar la Constitución y los poderes de ella emanados para que con arrebatos discursivos e imágenes simbólicas queden atrás democracia, balances e igualdad. Peor aún es el hecho de que este sea el ejemplo que se extiende por este mundo en transición.

POR DAVID NÁJERA
Embajador de México, actualmente preside la Asociación del Servicio Exterior Mexicano a.c.
www.asemx.org @ASEM_SRE

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