El deporte mexicano está en una encrucijada. Mientras disciplinas como el fútbol acaparan reflectores, otras luchan por no quedar en el olvido. ¿Es mejor concentrar los recursos en deportes con mayor éxito internacional o diversificarlos para fomentar un ecosistema más sólido?
Es una pregunta que no tiene una respuesta fácil, pero que define el rumbo del país en materia deportiva de cara al próximo mundial de fútbol y las futuras participaciones de México en juegos olímpicos, mundiales, campeonatos e incluso en la organización como sede de algunos de estos eventos.
La gestión de recursos es el eje central de este debate. Rommel Pacheco @Rommel_Pacheco (X/twitter) , exatleta olímpico y actual director de la CONADE, administra un presupuesto cercano a los 2,630 millones de pesos para el ejercicio 2025. No es poco, pero tampoco es suficiente si se toma en cuenta la falta de apoyo a atletas que, pese a su talento, terminan buscando patrocinios privados o incluso recurriendo a rifas y colectas para competir a nivel internacional, una vez más se hace presente la frase “no hay dinero que alcance” y lamentablemente es cierto.
El problema no es solo financiero, sino de visión. José Antonio “Tato” Noriega, actual presidente deportivo de Rayados de Monterrey, ha demostrado cómo una administración estratégica y con visión a corto y mediano plazos, puede elevar la competitividad de un equipo y atraer figuras internacionales como Sergio Ramos.
Podemos voltear y tomar inspiración de lo que la industria del entretenimiento y el deporte desarrollan en conjunto para dar un valor agregado con la finalidad de posicionar un nuevo y mejorado producto. Ahí es donde entra el rugby y la lección que nos está dando Estados Unidos. La Major League Rugby @USMLR (X/twitter) acaba de firmar un contrato con ESPN para la transmisión de sus partidos en Estados Unidos a través de su plataforma ESPN+ donde se transmitirán todos los partidos de la fase regular y la fase de eliminatorias. No es casualidad. Es una apuesta clara por expandir el deporte a mercados nuevos, generar afición y atraer patrocinadores a una creciente liga como es la MLR, que en 2024 tuvo un crecimiento de espectadores del 25% respecto del año anterior, lo que también se reflejó en mayor venta de boletos para los partidos, así como la venta de mercancía de los equipos, resaltando a los actuales bicampeones, los Free Jacks de Nueva Inglaterra.
No es que el rugby sea el deporte más popular en EE.UU., pero con una estrategia adecuada y visibilidad mediática, su crecimiento podría ser exponencial en los próximos años y apuntalar hacia el desarrollo de talentos locales de cara a futuras competiciones internacionales, como los torneos 7’2 o el propio mundial de rugby de 2027 con sede en Australia.
Un ejemplo reciente de una iniciativa que busca fomentar el deporte desde la base es el convenio firmado entre la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este acuerdo tiene como objetivo promover hábitos de vida saludable en las escuelas de educación básica mediante la práctica del fútbol, buscando el bienestar y desarrollo deportivo de la niñez mexicana.
Pero para que estas iniciativas tengan éxito, es fundamental resolver primero la falta de transparencia. Mientras en EE.UU. una liga emergente firma contratos millonarios para crecer, en México la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) enfrenta acusaciones de corrupción contra funcionarios del INAI, supuestamente por presionar para obtener boletos para el Mundial de 2026. Es difícil hablar de desarrollo cuando las prioridades parecen estar en otro lado.
El país tiene dos caminos. Seguir apostando a lo seguro, enfocando recursos en los deportes más rentables y dejando al resto a su suerte. O bien, mirar el ejemplo del rugby en EE.UU. y entender que el éxito no siempre viene de inmediato, pero que con apoyo en la fase correcta, el crecimiento es inevitable.
¿México está listo para dar ese paso? Con gusto leo tus comentarios
Por: Diego ‘SAGO’
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