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La Derecha en México tiene otro dueño

Eduardo Verástegui, quien se ostenta como fiel seguidor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene en la mira atraer a militantes del PAN a su movimiento Viva México

La Derecha en México tiene otro dueño
Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Disputa por la representación y organización de la derecha en nuestro país abrió el actor Eduardo Verástegui, quien se ostenta como fiel seguidor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y busca convertir a su movimiento Viva México en partido político.

Y tiene en la mira atraer a militantes del PAN disgustados por el giro ideológico que ha tomado ese partido, justo ahora que su presidente nacional, Jorge Romero Herrera, busca engrosar su padrón de afiliados, que actualmente es de 277 mil 665.

Y es que, de una década a la fecha, Acción Nacional pasó de ser el partido derechista por antonomasia a un amorfo instituto político que lo mismo defiende a la vida, la familia, la propiedad privada, la libertad, el neoliberalismo, o la interrupción legal del embarazo, la legalización de la marihuana, la pluralidad de géneros y la intervención estatal para topar el precio de la gasolina.

Incluso el panismo perdió representación entre la cúpula católica, de la cual era una especie de brazo político, misma que busca echarse a la bolsa Verástegui, personaje que no titubea en involucrar a Dios en su proyecto político: “Necesitamos impulsar el arte, el deporte y la religión. Más canchas, más escuelas, más capillas de oración y menos cantinas de perdición”.

Una agenda y un discurso casi copiado al del ahora presidente estadounidense Donald Trump, que venció dos a uno a la demócrata y favorita del wokismo, Kamala Harris, en la elección de noviembre pasado, con un discurso enraizado en el conservadurismo casi decimonónico.

A Verástegui tampoco le incomoda que lo tachen de ultraderechista. Al contrario, él mismo se ubica orgulloso en ese espectro político, desde el cual combate la ideología de género, el aborto, a la izquierda y, por supuesto, al panismo, el cual califica de una “derechita tibia, agachona y acomodadiza”.

Al líder panista, Jorge Romero, dice no preocuparle ni Verástegui ni que su movimiento logre el registro como partido, y hasta auguró que quien se va a la agenda ultra “ni le ha ido ni le irá bien”.

Flaco error del dirigente panista, pues apenas en 2020, el expresidente Felipe Calderón le arrebató a buen número de panistas y aunque el INE no le otorgó el registro como partido, consiguió adherir a 263 mil militantes, mientras el PAN tenía en ese entonces 252 mil 146.

Y a Verástegui, quien se codea con altos funcionarios de Trump, políticos republicanos y magnates mexicanos como Carlos Slim, le bastarían 256 mil afiliados para que Viva México sea registrado como partido político, con lo que enterraría al PAN como opción de derecha.

Una derecha que está creciendo a pasos sorprendentes en el mundo, y poco a poco en México, y a la cual no hay que minimizar ni ignorar, como hicieron en su momento en Brasil con Bolsonaro, y en Argentina con Milei.   

POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN 

RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM               

@R_SANCHEZP

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