Columna invitada

Las guías

El joven Distraído y su amiga Despistada, acordaron verse en la plaza principal, exactamente en la asta bandera; para ir a comer y después caminar por el centro histórico

Las guías
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El joven Distraído y su amiga Despistada, acordaron verse en la plaza principal, exactamente en la asta bandera; para ir a comer y después caminar por el centro histórico, acordaron verse a una hora determinada.

Voy vestido de pantalón de mezclilla, playera azul y tenis, le comento el joven para no haber error, mientras ella le advirtió, voy con pantalón de mezclilla, saco rojo y blusa negra con estampados de flores y tenis.

No podía haber falla; ambos consultaron en su teléfono celular la ruta para llegar a su destino; las campanas de la catedral metropolitana anunciaban el medio día, ambos ya en el lugar señalado no se encontraban, hasta que ella le llamó por teléfono, “No te veo, dónde estás”, mientras el hacía señales a unos pasos, con los brazos, como aspas de ventilador y expresaba, aquí estoy.

Por su parte don Vagancio y su amigo Andariego, planearon andar aquellas calles; nos veremos en la Torre Latinoamericana, coincidieron, sí es un buen punto para emprender la caminata por esas calles llenas de nostalgia.

Ahí, estaban muy puestos, para darle rienda suelta a la caminata y recordar viejos tiempos, caminaremos por Madero, si, dijo uno de ellos, antes con el nombre de San Francisco, tenemos tiempo en no andar por estas calles llenas de edificios históricos, nostalgia, olores, sabores, vayamos alegres y visitemos El Palacio de Iturbide y la Iglesia de La Profesa.

Recordaron a Salvador Novo, cronista de la Ciudad de México, autor del libro Nueva Grandeza Mexicana, Era 1967, “Iremos en camión -propuso mi amigo-. Tú dirás cuál nos conviene Tomar”. Yo iba a disfrutar, durante una semana, el privilegio de servir a mi amigo como guía de Turistas; de llevarlo por la ciudad, mostrársela, exhibir mi pericia y mi conocimiento…”.

Más aún, agrega Novo, “…de todos sus secretos frente al asombro de un provinciano que por primera vez la visitaba. Y al propio tiempo, iba yo mismo a paladear la añoranza de la ciudad que recordaba desde hacía muchos años, con el fervor inédito con que mi amigo descubriría…”.

En aquellos ayeres acudir alguna dirección; se recibían instrucciones precisas y en ocasiones con referencias; vas a la casa de don Abundio, vive en la calle Salsipuedes, te vas aquí derecho y donde hay un árbol torcido, das vuelta a la derecha, hay una tienda que se llama Las Quince Letras, ahí le preguntas al tendero y él te va a dar razón donde vive don Abundio.

Hoy en día, poco se usan las guías, -con abundantes datos de los lugares a visitar-, hoy las nuevas generaciones, en un santiamén acuden a la aplicación del Google maps y ahí aparece el lugar elegido.

En 1927 don Ignacio Muñoz tuvo a bien escribir la Guía de la Ciudad y Valle de México, bajo la edición de León Sánchez, en ella justifica “…tiene por objeto facilitar al visitante los medios para hacer de su estancia un motivo de recreo a la vez que un venero de útiles conocimientos”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ

 

Temas