Autonomía relativa

Rocky y Torruco contra los aranceles del mal

Torruco dice que el famoso Rocky es muy amigo de Trump y también de Torruco, así que él aprovechará su amistad para que ayude a México. Invaluable idea

Rocky y Torruco contra los aranceles del mal
Juan Ignacio Zavala / Autonomía relativa / El Heraldo de México Foto: Especial

Nadie puede negar la alarma que ha causado Trump desde que ganó las elecciones. No es para menos. Los últimos meses se dedicó a amenazar a diestra y siniestra y ayer mismo comenzó a dar forma a sus amenazas anunciando la militarización de la frontera con nosotros, las deportaciones masivas, la calificación de terroristas a los cárteles mexicanos del crimen organizado y reclamó el Canal de Panamá. No es poca cosa para un discurso de toma de posesión.

En nuestro país ha surgido una nueva especie de analista y de político “el trumpólogo”. Personas que sienten, imaginan o piensan que conocen a Trump como si se tratara de uno de sus compañeros de escuela o un vecino de la infancia: “Trump es así y asá; a Trump no le gusta esto, cuidado con esto a Trump le enoja mucho: Trump no es así, él no se anda con juegos; a Trump hay que tomarlo en serio; Trump viene ahora sí por todo, más vale andarse con tiento; lo que hay que hacer con Trump es tener la cabeza fría”; y la típica: “Trump no se va a dar un balazo en el pie”. En fin, que todos dominan el tema sin realmente tener una idea clara de qué es lo que puede hacer este hombre. Sus discursos son tan predecibles como impredecibles sus barbaridades.

La política siempre ha tenido personajes con la boca suelta. Personas que no saben más que decir tonterías ante los medios de comunicación y desde hace algún tiempo en las redes sociales. Una boca suelta en Morena es el junior Miguel Torruco. Este sujeto se caracteriza por decir una bola de estupideces con gran solemnidad y publicarlas sin temor al ridículo. Así hemos visto videos en los que explica -según él- las diferencias entre izquierda y derecha o su interpretación de El Príncipe de Maquiavelo (él le dice Maquiavelli, para darse un toque italiano). El señor Torruco fue diputado federal la legislatura pasada y candidato a una alcaldía en la CDMX, que obviamente perdió, y ahora ocupa un puesto en la SEP de apoyo al deporte. Es también un aficionado práctico al boxeo. Es un hombre de dinero que entró a la política por alguna causa desconocida, pero él está muy contento. Siempre a la búsqueda de alguna oportunidad en la cual destacar, Torruco encontró en el deporte de sus amores la oportunidad de quedar bien con la presidenta Sheinbaum y hacer política internacional a la vez que ayuda a su país. La solución con Trump es que nos ayude Sylvester Stallone. Torruco dice que el famoso Rocky es muy amigo de Trump y también de Torruco así que él aprovechará su amistad para que ayude a México. No se crean que don Miguel se queda en los dichos, no. Ya le dijo a la presidenta que Stallone podría ayudar en cuanto el presidente norteamericano apriete la pinza y, según Torruco, Sylvester está muy emocionado de venir a México para platicar con la funcionaria y ayudarnos con la madriza que se viene muy parecida a las de sus películas de Rocky.

No sabemos si es cierto lo que dice Torruco de que habló con la presidenta para agendar una cita con Rambo, pero todo parece indicar que el funcionario tiene muchas ganas de ayudar y de destacar en las preferencias presidenciales. El problema es que con ocurrencias como esa no se llega a ningún lado, simplemente delatan desorden institucional y falta de control personal. “Rocky y Torruco contra los aranceles del mal”, podría ser una buena película en las fantasías del funcionario de la SEP, pero desgraciadamente la realidad es un poco más compleja como bien lo sabe la Presidenta. 

POR JUAN IGNACIO ZAVALA

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