La historia de Caroline Darian, hija de Gisèle Pélicot, es mucho más que un testimonio personal. Su libro Y dejé de llamarte papá expone, sin concesiones, cómo el abuso puede enraizarse en los espacios más cercanos bajo la sombra de la complicidad y el silencio. Esta obra no solo desnuda el horror de su experiencia, sino que se convierte en una acusación directa hacia las estructuras que perpetúan este tipo de violencia.
En noviembre de 2020, las autoridades francesas descubrieron la verdadera cara de Dominique Pélicot, un hombre que durante años drogó a su esposa para que decenas de hombres la violaron mientras él filmaba las agresiones. La brutalidad de estos actos no solo sacude a una familia, sino que expone una realidad inquietante: la facilidad con la que una comunidad puede ignorar o incluso permitir que algo así ocurra. "La vergüenza tiene que cambiar de bando," dijo Darian. La vergüenza debería estar en otro lado.
Caroline relata no solo los detalles del caso, sino también el impacto devastador de descubrir que su propio padre lideraba esta red de abuso. Su obra cuestiona directamente cómo una sociedad puede fallar tan profundamente al proteger a las personas más vulnerables. ¿Cómo es posible que durante años nadie lo notara? ¿Por qué los sistemas que deberían prevenir estas atrocidades permanecieron inertes?
El libro también es una crítica a la justicia institucional. Si bien Dominique Pélicot fue condenado a 20 años de prisión, junto con las sentencias acumuladas para los otros implicados, Caroline subraya que ninguna condena puede reparar el daño infligido. La justicia real no se limita a los tribunales; también implica cambios estructurales para evitar que otros sufran lo mismo.
Además de su libro, Caroline fundó la asociación #MendorsPas: Stop à la soumission chimique, un esfuerzo por visibilizar la sumisión química y promover la educación y preparación de los profesionales que enfrentan estas situaciones.
Y dejé de llamarte papá, el cual será publicado en México por Seix Barral, no es solo un testimonio; es un grito de advertencia y un acto de resistencia. Es un recordatorio de que el cambio comienza cuando se enfrentan las verdades incómodas y se actúa en consecuencia. La literatura, en manos de alguien como Caroline, se convierte en una herramienta capaz de desafiar y cambiar estructuras profundamente arraigadas.
POR: MELISSA MORENO
@MELISSOTOTOTA
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