Malos modos

Kukulcán y otros nombres similares

¿Se dan cuenta? Sin esfuerzo, con este método sencillo y eficaz logramos, a un tiempo, bautizar cuanta cosa y, al hacerlo, reivindicar, dignificar nuestro pasado común

Kukulcán y otros nombres similares
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Una de las cosas que más le emocionan al Doctor Patán de la 4T, esa revolución  –no le tengamos miedo al término– cultural, es cómo ha invadido de nombres prehispánicos a nuestro país. No es que esto sea totalmente nuevo. El nacionalismo revolucionario nos prehispanizó a lo bestia (recuerden que López Portillo, su penúltimo y tardío cachorro, tenía una obsesión con Quetzalcóatl, y que alguna vez, antes, esta misma figura de nuestro pasado espiritual le trajo regalos a los niños en vez de Santa Clós, en un estadio), mientras que el panismo no renunció del todo a la costumbre por algo así como culpas burguesas y el PRD, que es la madre nodriza de nuestro movimiento, siguió por el mismo lado. Lo que pasa es que, como en todo, nadie logró llevar este cambio de paradigma a las alturas del Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo, ese tlatoani en el que se reunían las características del líder político y el religioso, pero en plan democrático, y su legado, sobra decirlo, sigue más que vivo en el Segundo Piso.

          Así, los ventiladores para el covid se llamaban Ehécatl, por la divinidad del viento, y más exactamente “Ehécatl 4T”, porque a una brisa de aire puro se le unió otra, que es nuestro movimiento, y la refinería Dos Bocas pasó a llamarse Olmeca, igual que nuestra presidenta, con voz poética, dijo el otro día que el tren venía a ser el Kukulcán, la serpiente emplumada de los pueblos del sur, que unía lo maya antiguo con lo contemporáneo, y que los coches eléctricos que produciremos serán “Olinia”, “movimiento” en la lengua de la Gran Tenochtitlán. Es genial. No hay ni que pensarle. ¿Trabajas en la 4T y vas a lanzar un programa, inaugurar un centro cultural o echar a andar una paraestatal? Diccionario náhuatl-español, o maya-español en su defecto, y ¡bum! Así, ¿vas a producir harina paraestatal de maíz, no hace falta decir que no transgénico y con certificado de pureza indígena? “Elótl. La harina del Bienestar”. ¿Nuevos aviones para Mexicana? Los llamas “Totótl 1, 2 y 3”. O 4 y 5. Por decir. Pájaros, ya saben. ¿Fertilizantes? Cuitláhuac. ¿Zapatos? Cuauhtémoc. ¿Camiones? Mítl, “flecha”. ¿Una red social progresista y popular? Cenzontle, por sus mil trinos. A propósito, todavía tenemos chance de enmendar la plana con Patria, la vacuna. Entiendo que la traducción es complicada, pero miren: sigue sin entrar en operación, así que podemos poner a trabajar a nuestros sabios.

          ¿Se dan cuenta? Sin esfuerzo, con este método sencillo y eficaz logramos, a un tiempo, bautizar cuanta cosa y, al hacerlo, reivindicar, dignificar nuestro pasado común. Lo que nos hace mexicanos a todos, en nuestra rigurosa indigenidad. Aquí su servidor, por ejemplo, está pensando seriamente en dar un manotazo etimológico en la mesa. ¿Alguien sabe cómo se dice “doctor” en náhuatl?

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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