En los próximos días, el Senado de la República analizará y votará la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Hasta hace unos días, se daba casi por hecho que Morena-PT-PVEM lograrían la mayoría calificada de dos tercios. Sin embargo, tras la aprobación en la Cámara de Diputados, la situación se percibe de manera diferente, y Adán Augusto López Hernández batallará para conseguir el voto que les falta.
La resistencia civil pacífica de los jueces federales y trabajadores del Poder Judicial ha crecido y se ha fortalecido en los días recientes. Los empleados de la Suprema Corte y de los tribunales de varios estados se han solidarizado, al igual que los estudiantes de derecho de la UNAM y otras universidades públicas y privadas. Esto ha obligado a cambiar de sede para las sesiones de los legisladores federales y, principalmente, ha puesto presión sobre los senadores de la oposición para mantenerse firmes en contra de la reforma.
Al momento de escribir estas líneas, los 43 votos opositores han manifestado, ya sea en sus respectivos grupos parlamentarios, en medios de comunicación o en cartas firmadas a estudiantes de derecho, su compromiso de votar en contra.
Las matemáticas importan. Son pocas las sesiones en las que han participado los 128 senadores, pero esta sesión no se la perderá nadie, sea cual sea su postura. Por una parte, Morena (66), PT (6) y PVEM (13) suman 85 votos; por la otra, PAN (22), PRI (15), MC (5) y un senador sin grupo, Manlio Fabio Beltrones, suman el cabalístico número de 43. Un solo voto puede cambiar el destino de este capítulo de la tragicomedia mexicana.
Si la palabra se cumple, la reforma judicial del presidente no sería aprobada. Sin embargo, la incertidumbre se mantiene. Se avecinan largas noches de traiciones, negociaciones intensas, presiones, chantajes, promesas y demás armas del arsenal político. ¿Quién será el héroe? ¿Quién será el traidor? La noche del miércoles o la madrugada del jueves lo sabremos.
Si la reforma se aprueba, Morena-PT-PVEM habrán cumplido con el presidente y obedecido el mandato popular, pero el costo económico podría ser alto y prolongar el conflicto de cara a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum. Si no se aprueba, será un gran logro para la oposición, en particular para los jueces y trabajadores, pero curiosamente, esta derrota podría traer calma a los mercados. En política, nadie pierde o gana todo.
Lo que ha encendido una nueva alerta en el tablero del Palacio Nacional es el movimiento de los estudiantes de derecho en contra de la reforma. Han irrumpido en el escenario político y, sin duda, han dado vitalidad al paro de jueces y trabajadores del Poder Judicial. La liebre salta en donde menos se espera.
Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ