Queremos que todo el mundo sepa de nosotros, que nuestras publicaciones en redes sociales sean parte de “la gran conversación virtual”. Conocidos y desconocidos hablando de nuestras tribulaciones.
Vivimos en una tribuna global, el esperanto (el anhelo de una lengua universal) que nos vincula con nuestros “seguidores”. Los 15 minutos de fama (y más) están garantizados, todos tenemos derecho a la viralización de nuestros sentimientos. No importa lo que hagamos, en el ciberespacio todos tenemos cabida: ganadores y perdedores; felices y desolados; darwinistas y terraplanistas.
De manera reciente, dos personas que conozco publicaron en sus redes sociales una bitácora de su tragedia personal. El cáncer y un padecimiento del corazón enlazados en estas historias.
El primer caso es el de un profesor de inglés. Una extraña afección cardiaca le llevó a un hospital público. Desde su cuenta de Facebook compartió las angustias familiares y la zozobra de estar supeditado a la disponibilidad de los recursos de la clínica. El día de la operación fue postergado por la falta de un anestesista.
Los detalles de su día a día se convirtieron en una especie de viejo blog. Compartió sus preocupaciones con sus lectores (acentuadas por el enclaustramiento): los trámites que siempre se dejan para el día siguiente (en esta ocasión no sabremos si lo habrá), la dolencia en ese par de muelas que requerían de atención inmediata, las donaciones de sangre.
En el caso de la paciente con cáncer, ella decidió mostrar en sus historias de Instagram la evolución de su organismo, el efecto de las quimioterapias, la pérdida de cabello, las náuseas, el sueño, los dolores. En todos sus mensajes había esperanza. En las dos historias siempre prevaleció la retroalimentación, los mensajes fraternos y solidarios.
El anonimato se desvaneció y estos pesares se volvieron parte de su “red comunitaria”. Todos miramos por esa ventana. La privacidad fue desplazada. ¿Son una historia más en nuestras redes sociales? ¿O se reforzaron nuestros lazos afectivos?
POR DANIEL FRANCISCO
SUBDIRECTOR DE GACETA UNAM
@DFMARTINEZ74
PAL