Columna invitada

Lucharemos con generosidad

En 1824 México tomó una decisión fundamental: sería una República democrática y liberal. Así fue: la Constitución promulgada ese año negaba los intentos imperiales

Lucharemos con generosidad
Gustavo de Hoyos Walther / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En 1824 México tomó una decisión fundamental: sería una República democrática y liberal. Así fue: la Constitución promulgada ese año negaba los intentos imperiales y monárquicos de Agustín de Iturbide y sus seguidores que, tan solo un par de años antes, habían establecido un Imperio monárquico en México.

Afortunadamente, este proyecto no se consolidó y los liberales mexicanos se inspiraron en la Constitución estadounidense de 1787 para inaugurar un nuevo tiempo mexicano. Después vinieron nuevos arreglos constitucionales, primero en 1857 y luego en 1917, que pusieron al día aquella primera Constitución de nuestra democracia liberal.

Cómo todos sabemos, la realidad mexicana casi nunca se ha acoplado a sus más altos ideales. En esto, no es muy diferente a otras sociedades.

Pero la gran aspiración continúa ahí y los mexicanos nunca la hemos sustituido. Aunque nuestro país no ha estado lejos de abrazar el fascismo o el comunismo en diversos momentos históricos, estos dos regímenes nunca han reemplazado a la democracia liberal como el ideal de los mexicanos y las mexicanas.

Este ideal no sólo se refiere a una forma de gobierno, sino, sobre todo, a un estilo de vida. Recientemente se publicó un libro con un título que explica lo que quiero decir: El Liberalismo como Forma de Vida. Es hora de regresar y también de darle un impulso hacia el futuro a nuestras raíces liberales.

El nuevo liberalismo que debe nacer de nuestras precariedades actuales debe fundarse en las raíces que le dieron origen. Estas se contraponen al neodespotismo que se ha instalado en el poder hoy en día. Los primeros así llamados déspotas gobernaron durante una parte del Imperio bizantino.

Quizás el apelativo bizantino le quede muy bien al presente régimen, que intenta gobernar sin la participación de una parte de la ciudadanía y sin respetar la Ley cuando no le conviene.

Pero yo creo que más temprano que tarde la tradición liberal de los mexicanos se impondrá nuevamente, como lo hicieron los constitucionalistas de 1824 contra los imperialistas iturbidianos. Para el filósofo y tribuno, Cicerón, el temple liberal tenía mucho que ver con la virtud de la generosidad.

Ser generoso es dar sin pedir nada a cambio. Es ver en el otro - que siempre es diferente a nosotros - las posibilidades de nuestra propia realización.

Ahora sabemos que lo que se encuentra en el horizonte político próximo es una batalla que no debemos perder: la lucha contra un nuevo despotismo. Los demócratas y liberales mexicanos estamos listos para esta gran batalla de nuestras vidas. Lo haremos sin nunca dejar de lado los valores de la generosidad, la libertad y la amistad.

Lucharemos con una sonrisa.

POR GUSTAVO DE HOYOS WALTHER

FUNDADOR DE SÍ POR MÉXICO Y UNID@S

@GDEHOYOSWALTHER

MAAZ

 

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